Matrícula de deshonor

El amor

Este sábado, ese amor se abrió camino y pude observar a dos amigos sintiéndose los más felices del mundo, alejados de todo mal

Publicado: 24/05/2022 ·
17:18
· Actualizado: 24/05/2022 · 17:18
  • Amor. -
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Es cierto que estamos viviendo una de las etapas más desconcertante de los últimos tiempos. Una vida llena de angustia que no deja de sorprendernos con nuevas situaciones que nos van limitando, repletas de infinidad de posibilidades negativas para nuestra sociedad. Tiempos tan turbios que no nos dejan conciliar el sueño, con pandemias, políticas confusas y guerras casi en las puertas de nuestras casas. Una constante inseguridad que se nutre de un miedo atroz e impío que nos paraliza y nos está reduciendo como sociedad, escindiendo el sentir grupal y comunitario que debería dar sentido a esta humanidad cada vez más dividida.

Desde que tengo uso de razón, jamás he vivido con tanta incertidumbre, tanto miedo y sobre todo, tanta desigualdad, en el que el egoísmo impera y se desmarca en parcelas amenazantes llenas de odio y carentes de empatía y humanidad. Pero dentro de este despropósito que nos ha tocado vivir y que tanto nos ahoga, la vida se abre camino, y el amor sigue siendo la herramienta fundamental para sobrevivir a todo mal concebido. El amor del que hablo no entiende de fronteras, ni de pandemias, ni de banderitas; dicho amor no concibe el odio, ni el desprecio de otras lenguas. El amor del que hablo es el fruto de la pasión, del "ardor en las entrañas" y del más puro sentido que engendra la felicidad. Ese sentimiento ha sido, es y será la única medicina que sanará nuestro mundo y, que a pesar de la incertidumbre que nos ha tocado vivir, sigue estando presente, fortaleciendo las relaciones y generando mejores personas.

Este sábado, ese amor se abrió camino y pude observar a dos amigos sintiéndose los más felices del mundo, alejados de todo mal y viviendo ese amor que emanaban por cada uno de sus poros. Protegidos por sus más fieles amigos y familia, fundieron sus almas mostrando la pasión que requiere la vida para afrontar este mundo. El pasado sábado viví un día grande, donde por unas horas me olvidé de todos aquellos problemas cotidianos gracias a ese amor que pude percibir, donde la amistad sigue latente, siendo garante de un posible futuro prometedor. El amor volvió a triunfar y particularmente me sentí un privilegiado al contemplar que la vida aún tiene esperanza: “El amor es el poder iniciador de la vida, la pasión posibilita su permanencia”. Gracias por dejarme compartir vuestro amor.

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