José Manuel Fedriani entró en el juzgado la mañana del 13 de julio de 2013 citado a declarar como testigo en el caso Quality Food y salió como imputado por un presunto delito de malversación de caudales públicos y una petición de ocho años de cárcel. Entonces, el funcionario de la Administración General del Estado que había trabajado con Miguel Osuna desde 1997 en la Subdelegación del Gobierno en Cádiz, primero, y luego, a partir de 2001, en Zona Franca como jefe de Gabinete del delegado Espacial, tenía 42 años. La tarde del pasado 24 de febrero, Fedriani, con 51, conoció la sentencia del Tribunal Supremo por el que quedaba absuelto. Su mujer y sus hijos prorrumpieron en lágrimas. Él sintió “un alivio mortal” porque estaba en manos de un tribunal que no sabía nada de él. Pero no lloró. Ni tampoco lo celebró. En ningún caso se sorprendió. Durante el calvario judicial, aguantó por el apoyo familiar, un psicólogo y, sobre todo, porque sabía que era inocente.
La presión, no obstante, le llevó al límite. Fedriani ha registrado hasta 600 noticias en las que aparecía vinculado a los hechos delictivos. “Una compañera de clase le dijo a mi hijo que su padre era un ladrón”, rememora sin ocultar el dolor que le causo el juicio sumarísimo de la opinión pública y agitado por la confrontación política entre PP y PSOE, que hicieron del pufo de Quality Food arma arrojadiza, de manera mucho más intensa cada vez que se convocaban elecciones.
“Me he tenido que tragar fotos en el banquillo con quien desencadenó el escándalo”, lamenta. “La Justicia dirimirá su responsabilidad” en un nuevo juicio. “Pero lo único que hice fue defender los intereses de la Zona Franca”, remarca. En los primeros siete años de instrucción, colaboró de manera activa con la Abogacía del Estado. Sin embargo, esta le señaló como cooperador necesario. “Me acusaban de desviar dinero público para otra persona. Es absurdo. No soy tonto”, exclama. De hecho, Fedriani siempre se opuso a que Zona Franca entrara en Quality. Hasta entonces, el ente público ya había llevado a cabo otras inversiones que acabaron fracasando, con una conservera o una empresa aeronáutica, entre otras. “Le dije a Miguel Osuna que no entráramos porque Quality Food era un bluf, pero no hizo tampoco nada ilícito, solo fue en mi opinión un error”, remarca. Y así lo sostuvo en ante el juez. “Mi abogado, Manolo Salinero, especialista en derecho penal, me advirtió que en un procedimiento en esta características uno tenía que tratar de defenderse contando la verdad y nada más que la verdad”. Y eso bastó.
Tarde. “El abogado de la madre de Manuel García Gallardo, Paco Baena, aseguró que la justicia tardía no es justicia”, recuerda. “Y tiene razón”. Hoy se siente liberado. Pero quien fuera director general de Zona Franca ha sufrido tanto en lo personal como en lo profesional injustamente. Y aún espera alguna llamada pidiéndole disculpas.