Sevilla, capital y toda la campiña, lleva desde el lunes superando los 40 grados y tanto el miércoles como el jueves tendrá activo el aviso rojo por temperaturas extremas, 44 grados de máxima, pero esta ola de calor no alcanza la categoría extrema que requiere para denominarla Zoe, de modo que habrá que esperar a otro episodio futuro para comenzar a llamar a las olas de calor con un nombre, como planteaba el proyecto piloto proMeteo Sevilla.
La Aemet ha activado para el miércoles y jueves el aviso rojo por temperaturas extremas, de hasta 44 grados, incluso 45 en algunas zonas, para la capital y toda la campiña sevillana, un episodio de ola de calor que venimos experimentando desde el sábado pasado y que se extenderá hasta el lunes, cuando ya por fin se espera bajar de los 40 grados.
El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Cayetano Torres, ha considerado que esta ola de calor es "muy inusual", que "ya está batiendo récords" pues, por ejemplo, la temperatura máxima alcanzada en las dos olas de calor de 2021 fue casi de 40 grados. Desde el lunes Sevilla supera con creces los 40 grados, con los 42,6 grados en el barrio de Tablada y los 42,5 en el aeropuerto de San Pablo, pero el miércoles “será peor”.
La ola de calor, ha apuntado Torres, empezará a aflojar a partir del lunes debido a "la entrada de una perturbación por el oeste peninsular, que provocará una bajada importante del mercurio por toda la mitad occidental de entre 6 y 8 grados".
Hará calor y será extremo, con mínimas de entre 25 y 26 grados hasta el domingo, pero el proyecto piloto proMeteo Sevilla, que utiliza la ciudad como laboratorio urbano de pruebas, considera que esta ola de calor sólo alcanzará el nivel 2 correspondiente a un riesgo “elevado” y no se la podrá denominar Zoe, que era el primer nombre asignado para la primera que alcanzara el nivel 3 o de riesgo “muy elevado”.
Para los técnicos del proyecto que lidera el Centro de Resiliencia Adrienne Arsht Rockefeller Foundation y que llevan monitorizando desde la pasada semana la evolución diaria de la ola de calor, no se alcanzará el nivel 3, es decir, no será “lo suficientemente grave como para ser nombrada como parte del protocolo que ayuda a difundir las medidas de autoprotección que la población debe desarrollar”.
Eso sí, aunque no tenga el nombre de Zoe, el nivel 2 sí que implica un riesgo elevado “para la salud y se deben extremar las precauciones, así como, cuidar de las personas más vulnerables”, recuerdan desde el proyecto proMeteo Sevilla.
Según explican, el sistema parte del análisis de las condiciones climáticas específicas de Sevilla a lo largo de su historia, así como de los datos de salud y mortalidad. De este modo, el equipo de expertos ha desarrollado un algoritmo que diariamente monitoriza la ola de calor y establece cinco categorías para nivelar el impacto de este fenómeno: riesgo muy elevado, elevado, medio, bajo y sin impacto. Cada nivel de riesgo se corresponde con un sistema visual de información y con una serie de recomendaciones, “si bien solo el nivel más alto implica nombrar específicamente a la ola de calor, como ya se ha hace con otros fenómenos meteorológicos extremos”, recuerdan.
Según este proyecto piloto, que tiene un año de vigencia, si se categorizan las olas de calor en función de sus consecuencias en la salud y se da nombre a aquellas que pueden suponer un mayor impacto, los ciudadanos y las administraciones podrán tomar medidas efectivas para protegerse frente a las altas temperaturas.
Las olas de calor extremo recibirán un nombre propio que comenzará por la última letra del alfabeto español. De este modo, las cinco primeras serán nombradas como Zoe, Yago, Xenia, Wenceslao y Vega. Se trata de una llamada de atención para alertar de este fenómeno meteorológico, al igual que se hace desde hace tiempo con los huracanes, tormentas y nevadas intensas.