Las obras del metro de Málaga comenzaron en julio de 2006, si mal no lo recuerdo. Yo andaba por allí, imberbe, observando fascinado cómo las máquinas masticaban la tierra junto al Martín Carpena en la que habría de ser una de las líneas del suburbano. Entonces, la ciudad estaba ilusionada con ese prometido cambio paradigmático en la movilidad, llevaban millones de fondos europeos y aquel enorme gusano ferroviario avanzaba poco a poco deglutiendo las entrañas de la tierra. Se fijaron dos líneas con final común junto a María Zambrano. Y, después de muchísimos problemas, parones, retrasos, comerciantes arruinados y todo tipo de vicisitudes, parece que está ya a un tiro de piedra que el metro llegue al Centro. Y, entonces sí, entonces sí asistiremos a esa revolución de la movilidad en la capital de la Costa del Sol que nos llevan prometiendo ya una década y media. Y, si no perdemos el salto, la conexión al Civil se efectúa con celeridad y respetando al detalle la planificación prevista, lograremos que la ciudad esté mucho más vertebrada. Si ustedes han cogido el metro alguna vez sabrán de lo que les hablo. Se llega mucho antes a cualquier sitio: sin colas, esperas o retenciones. Supongo que los ingenieros de tan magna obra civil estarán ya planeando su extensión al norte y al oeste de la ciudad, y, por qué no, su interconexión definitiva con el PTA aunque los estudios hayan desaconsejado esta línea porque sólo sería usada en horas punta. Con las décadas, deberemos ver cómo el metro une con facilidad todos los puntos cardinales de la ciudad y se mueve, además, con soltura por su cinturón metropolitano (Rincón de la Victoria, Cártama, Alhaurín de la Torre y Torremolinos). Quedan, de cualquier forma, demasiadas cosas por resolver, como el diálogo y la coordinación con la EMT, así como su interrelación con la bicicleta, que cada día gana adeptos y que, en el futuro, habrá de contar con una red solvente y bien mantenida de carriles bici, así como con el tren y el avión. Decía Salvador Moreno Peralta que las obras deben respetar escrupulosamente su planificación técnica para atar el tiempo de ejecución en corto y, además, evitar que el sobrecoste se dispare. Hizo esta reflexión en relación al soterramiento del eje litoral, que plantea ahora el Ayuntamiento. El metro ha cogido velocidad de crucero y pronto nos llevará al Centro. Pero el suburbano del futuro debe unir a toda Málaga con los pueblos de su área de influencia. Somos un territorio. Pensemos como tal. Planifiquemos como lo que somos.
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La revolución del metro
. Se llega mucho antes a cualquier sitio: sin colas, esperas o retenciones
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En mis columnas hablo de la Málaga que fue, de la que es y, a veces, de la que será
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