El estudio, publicado en la revista Papers in Paleontology, detalla la aparición de abejas ‘preparadas para abandonar sus nidos o celdas en un estado excepcional de conservación’, encontradas dentro sus capullos, ha informado la Universidad en un comunicado.
En estos capullos también han aparecido provisiones de polen del tipo Brassicaceae, es decir, proveniente de especies herbáceas comunes, pero que demuestran su gusto particular por una única variedad monofloral.
El buen estado de fosilización en el que se han encontrado las abejas es, según los autores de la publicación, ‘extremadamente raro’ ya que normalmente el esqueleto de estos insectos se descompone rápidamente.
El equipo de investigadores ha podido determinar el tipo de abeja, su sexo e incluso el aporte de polen que dejó la madre cuando creó el capullo.
Según el estudio, aunque la causa de mortalidad de estas abejas encontradas sigue siendo un misterio, el agotamiento de oxígeno debido a una inundación repentina y la consiguiente caída de temperaturas durante la noche, podrían ser causas plausibles.
La costa suroeste de Portugal vivió en el intervalo Neoglaciar periodos ligeramente más fríos y de mayor precipitación en el invierno, condiciones climáticas favorables para el estudio de estos fósiles.
El registro de este icnogénero, Palmiraichnus, representa una oportunidad única para estudiar en detalle la arquitectura bien conservada de las nidificaciones y las posibles causas ambientales de muerte y entierro que llevaron a la preservación de los especímenes hace 3.000 años.