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‘El grito de los glaciares’ afectados por el cambio climático

Alejandro Ramírez | El «grito de los glaciares moribundos» grabado por primera vez con un método revolucionario: un cable de fibra óptica de nueve kilómetros de largo. Según el medio La Stampa, un equipo de investigadores estadounidenses ha recogido los sonidos de un glaciar que se está derritiendo en los Alpes suizos, a lo largo […]

Alejandro Ramírez | El «grito de los glaciares moribundos» grabado por primera vez con un método revolucionario: un cable de fibra óptica de nueve kilómetros de largo. Según el medio La Stampa, un equipo de investigadores estadounidenses ha recogido los sonidos de un glaciar que se está derritiendo en los Alpes suizos, a lo largo de su extensión.

Esta es una actuación inédita. «Poder colocar una fibra en la superficie de un glaciar, dejar que primero nieve y luego usarla como sensor es revolucionario», explicó Brad Lipovsky de la Universidad de Washington en Seattle, uno de los investigadores que realizó el estudio.

Lipovsky y sus colegas colocaron el cable de fibra óptica en el glaciar suizo del Ródano en el verano de 2020. Durante un período de un mes, el cable registró vibraciones, tanto acústicas como sísmicas. La herramienta funciona enviando pulsos de láser y analizando las señales que rebotan en el hielo. El equipo recopiló unos 20 terabytes de sonidos, una cantidad de datos de audio sin precedentes: es el equivalente al espacio de memoria que ocupan varios cientos de miles de canciones.

El equipo estaba interesado en identificar sonidos que pudieran ayudar a medir tanto la tasa de derretimiento de los glaciares como la masa de hielo que se derrite, precisamente porque el glaciar del Ródano, como tantos otros, se está reduciendo cada vez más rápido a causa de las olas de calor y el calentamiento global.

El derretimiento del hielo crea corrientes de agua que se vierten en las grietas, produciendo sonidos de mayor frecuencia; al mismo tiempo, el agua que se mueve debajo del glaciar puede producir ruidos de baja frecuencia. También produce sonidos más familiares para el oído humano, como el chapoteo o el goteo del agua que cae.

“Las señales que analizamos están generalmente entre 100 y 500 hercios en frecuencia, es decir, por debajo del Do central de un piano –precisó Lipovsky-. Están justo en el medio de la gama de sonidos del propio piano”.

Lipovsky agregó que el método de fibra óptica desarrollado por su grupo de investigación es tan confiable como otros métodos clásicos para detectar el derretimiento de los glaciares (sismógrafos y sensores acústicos), pero al mismo tiempo es más robusto y menos exigente de usar.

Además, registra sonidos durante un largo período de tiempo, dando así una visión más a largo plazo: es un resultado que, por ejemplo, no es posible de obtener con drones que sobrevuelan glaciares para levantamientos cortos ni con los métodos clásicos de inserción en la superficie a través de procesos de perforación.

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