EUROPA PRESS | Un nuevo tipo de película bioplástica hecha a partir de materiales totalmente naturales y degradables puede enrollarse en pajitas para beber que no se empapa y es más resistente que el plástico.
A medida que se afianzan los esfuerzos por reducir los residuos plásticos, muchos investigadores y empresas han recurrido a alternativas plásticas para fabricar pajitas que cumplan las nuevas leyes y normativas. Pero hasta ahora, la mayoría de las opciones acaban descomponiéndose en la bebida, como las pajitas de papel, o requieren pasos y energía adicionales para su fabricación, como las pajitas de metal o de caña de azúcar.
Pero algunos biopolímeros, como el almidón y la lignina, se obtienen fácilmente como subproductos de otros procesos industriales y podrían servir como ingredientes baratos de los bioplásticos. La fuerza natural de la lignina podría ayudar a superar la fragilidad del almidón, sobre todo si se combina con un reticulante de origen biológico, como el ácido cítrico.
Dickens Agumba, Duc Hoa Pham y Jaehwan, de la Kim Kyungpook National University (KNU), eb Corea del Sur, querían ver si estos materiales podían combinarse en una película de plástico resistente y estable en el agua, pero que se descompusiera cuando ya no se necesitara.
Para crear las pajitas, los investigadores mezclaron lignina con fécula de patata o alcohol polivinílico -un material bioplástico más tradicional- y añadieron ácido cítrico. Extendieron la mezcla en una capa fina, la enrollaron en un cilindro y lo curaron a más de 350 F. El bioplástico se autoadhería de forma natural en la costura, pero el tratamiento térmico lo fijó y lo hizo aún más resistente. En las pruebas, los cilindros eran más resistentes que los de plástico de polipropileno, pero seguían siendo flexibles.
Tras dos meses a la intemperie, las pajitas de plástico permanecieron inalteradas, mientras que las del equipo se degradaron notablemente. La película bioplástica también ofrecía protección contra los rayos UV, lo que podría ser útil para otras aplicaciones, como un revestimiento para ventanas de invernaderos.
Los investigadores, que publican resultados en ACS Omega, afirman que este material no sólo podría reducir la cantidad de residuos plásticos en el medio ambiente, sino también utilizarse para crear otros productos bioplásticos más sostenibles a partir de materiales que de otro modo se desecharían.