EFE | Las personas que presentan tartamudez «sufren muchísimo, pueden llegar a tener baja autoestima y desarrollar miedos, fobias y frustraciones que pueden conducirles al aislamiento social y laboral», según la decana del Colegio de Logopedas de Andalucía, Adela Corrales.
«No debemos terminar sus frases. Saben bien lo que quieren decir, no lo están pensando, ni están nerviosos, es solo que tardan un poco más en decirlo», ha afirmado Corrales en un comunicado del Colegio de Logopedas con motivo de la celebración este sábado del Día Internacional de Toma de Conciencia de la Tartamudez.
Respecto a la terapia logopédica de las personas que tartamudean, Corrales ha precisado que, si bien el objetivo principal es que «las disfluencias remitan por completo o se reduzcan al mínimo», lo más importante, en su día a día, es lograr que estas personas se sientan cómodas y comprendidas para que la comunicación fluya.
«No se trata solo de que la persona con tartamudez logre hablar con una fluidez total, sino de dotarle de estrategias de habla que faciliten su enfrentamiento a situaciones vitales y les permitan superar barreras», ha añadido.
En este sentido, considera fundamental que, tanto la sociedad como las familias de estas personas y los profesionales que las tratan, no solo conozcan «la tartamudez, sus implicaciones y sus repercusiones», sino que, además, «escuchen más lo que dicen, no cómo lo dicen, sino lo que dicen para conocer cómo se sienten».
«Las repeticiones de sonidos, de palabras, los bloqueos y las prolongaciones de sonidos», ha aseverado, «no son más que la manifestación de su lucha contra la dificultad que no deja que las palabras fluyan».
La tartamudez es un trastorno muy complejo y recientes estudios han confirmado que tiene una base neurológica y un componente genético, con lo que se ha desterrado la creencia popular de que tenía un origen de tipo psicológico o provocado por factores externos.
Aun así, puede tener consecuencias psicológicas, ya que «la comunicación es la base de las relaciones humanas, pero para una persona que tartamudea, algo tan cotidiano como pedir un café, comprar un billete de tren o conversar como un amigo puede ser una situación adversa» y «su día a día es una lucha».
La detección temprana o precoz de la tartamudez es vital para el futuro del niño, por lo que es muy importante realizar una consulta preventiva con un terapeuta del lenguaje especializado y no esperar, ya que cuanto más cerca del inicio del síntoma se intervenga, mejor será el resultado.