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¡Hoy es el día mundial de nuestra mascota!: El pulpo, el invertebrado más inteligente, sensible y el rey del camuflaje

Amaya Quincoces Riesco. EFE | Conocido como el rey del camuflaje, el pulpo, cuyo día mundial se celebra hoy, es el invertebrado más inteligente, además de sensible al dolor, lo que exige aplicar mecanismos jurídicos frente al sufrimiento, cuando es sacrificado en la pesca, ha indicado a Efe el director general de Derechos de los […]

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Amaya Quincoces Riesco. EFE | Conocido como el rey del camuflaje, el pulpo, cuyo día mundial se celebra hoy, es el invertebrado más inteligente, además de sensible al dolor, lo que exige aplicar mecanismos jurídicos frente al sufrimiento, cuando es sacrificado en la pesca, ha indicado a Efe el director general de Derechos de los Animales, Sergio García.

De gran interés pesquero por su demanda mundial como manjar gastronómico, el pulpo común («Octopus vulgaris»), abundante en las costas de la península Ibérica, no es un invertebrado cualquiera, sino un cefalópodo con un volumen neuronal similar al de un perro de tamaño medio.

Con un cerebro central y ramificaciones del mismo a sus ocho brazos, su desarrollado sistema nervioso lo hace sensible al dolor y, al sufrimiento, según las evidencias científicas.

Morir para reproducirse

Los pulpos, que además tienen tres corazones y sangre azul, son capaces de detectar la luz a través de su piel y se reproducen una sola vez en su vida, desovando y muriendo después de que la hembra pone miles de huevos.

Tras la puesta las hembras se van consumiendo, quedándose sin energía tras dejar de comer a lo largo del proceso de incubación y cuidado de los huevos refugiada en alguna oquedad rocosa, durante un periodo que puede durar meses hasta fallecer tras el nacimiento de los pulpos recién nacidos.

Dotado de unas características inmortalizadas en documentales como «Lo que el pulpo me enseñó», galardonado con un Oscar, este animal conocido como el rey del camuflaje, se mimetiza con el entorno.

En milésimas de segundo, esta especie con una capacidad innata desde el nacimiento cambia simultáneamente de color y textura de la piel para camuflarse ante depredadores y presas, algo que en el reino animal únicamente los cefalópodos pueden hacer.

Según investigaciones en acuarios, el pulpo es capaz de aprender de la experiencia, consciente de que no debe acudir en busca de su manjar predilecto, el cangrejo, cuando identifica que la presa está junto a objetos en donde previamente el cefalópodo ha recibido estímulos molestos.

Y además, es capaz de aprender por observación del comportamiento de sus congéneres; es decir, si se colocan juntas peceras transparentes con un pulpo en cada una, el individuo aprende del de enfrente y de su comportamiento y evita situaciones que ha observado que al otro le han molestado cuando a él se le presenta esa situación.

Dadas las evidencias que confirman que los pulpos sienten, «está sobre la mesa una enmienda» de incorporación de los cefalópodos en la reforma del Código Penal, que acompañará a la nueva ley de protección de animales de compañía y silvestres en cautividad -que acaba de iniciar su trámite parlamentario-, según ha avanzado a Efe el director general de Derechos de los Animales.

Mecanismos jurídicos de protección

Ciertas especies marinas «en algunas circunstancias, son animales de producción cazados o (en este caso) pescados, y deben tener mecanismos que garanticen el bienestar en las situaciones en las que se hace uso de ellos», ha añadido.

«Y hablamos, por ejemplo, de las almadrabas de los atunes o las factorías de pulpos que han planteado su apertura», ha advertido.

En el mundo de la pesca se están empezando a utilizar técnicas para reducir el dolor y sufrimiento. Así, existen empresas en la península que emplean procedimientos japoneses de aturdimiento del atún en el mar mediante impacto en el cráneo justo antes de ser izado a la barca.

También existen cintas robotizadas que transportan los salmones cultivados en factorías para detectar la cabeza del animal sacrificándolo con rapidez por destrucción cerebral mediante el empleo de una cuchilla, reduciendo el sufrimiento.

Desde el punto de vista económico, las empresas y los consumidores coinciden en que a menor sufrimiento, mejor calidad de la carne del pescado.

Según ha explicado a Efe el biólogo marino Roger Villanueva, especialista en cefalópodos del Instituto de Ciencias del Mar, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en cuestiones de experimentación animal los pulpos están protegidos por normativa europea desde 2013, dado que «son capaces de sentir dolor, angustia o sufrimiento».

Esta capacidad se ha demostrado en experimentos en acuario donde se aplica a pulpos una sustancia irritante similar al vinagre provocando que se alejaran de superficies que ellos identificaban con ese producto muy molesto para su piel, para buscar otras en donde les era suministrado inmediatamente un analgésico.

A raíz de los resultados de este tipo de investigaciones, durante la experimentación animal se sigue el principio de las 3 R: Reducción (utilización del mínimo número de ejemplares indispensable), Reemplazamiento (métodos que evitan el uso de animales) y Refinamiento (métodos que minimizan el dolor y mejoran el bienestar de los animales utilizados).

En la Unión Europea no está regulado el bienestar animal durante la producción industrial de especies marinas cultivadas como el salmón, la dorada, la lubina, etc, y como lo serían también las granjas de pulpos, un tipo de proyectos muy rechazados por los defensores de los animales.

El biólogo Roger Villanueva ha recordado que para la ganadería sí existe legislación para evitar sufrimiento durante el cultivo, transporte y sacrificio de animales y sería recomendable que en el futuro se utilicen medidas similares en el sector acuícola.

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