La investigación, que evaluó a decenas de animales pertenecientes a una población que variaba entre 700 y 1.000 macacos de cola larga de la isla de Bali, mostró que los monos llevan a cabo, de forma aparentemente intencional, golpes y frotamientos con rocas en sus genitales con el objetivo de «motivarse sexualmente».
Si bien no se trata del primer informe sobre masturbación con objetos observada en animales salvajes, la investigación brinda nuevas evidencias de que, al menos en algunos casos, los animales sí parecen usar herramientas simplemente para darse placer.
El estudio, publicado este mes, se basó en las observaciones, que tuvieron lugar en tres periodos distintos entre 2016 y 2019, de una población de macacos de cola larga en libertad que viven en las cercanías del Santuario del Bosque Sagrado de los Monos en Ubud, donde reciben regularmente comida de los humanos.
En ese marco, detectaron que algunos animales posiblemente se golpeaban y frotaban con piedras sus genitales «debido a la respuesta placentera derivada de estas acciones», explicó Cenni.
Observaron además que los machos jóvenes dedicaban «significativamente» más tiempo para tocarse y frotarse sus partes íntimas que los machos adultos, en especial cuando vivían situaciones de alta tensión sexual, como cuando ellos u otro macaco solicitaba una pareja o mostraba signos de excitación.
«Encontramos que los machos jóvenes realizaban este comportamiento (de masturbación asistida) significativamente más que los machos maduros», detalló Cenni, aunque agregó que las razones para ello aún no están claras.
El estudio remarca que el comportamiento tendía a preceder a los signos físicos de la excitación sexual de los machos y duraba más cuando de hecho se producía la erección, patrones que no se aplicaban para otros tipos de manipulación de rocas, lo que podría indicar el componente lúdico e intencional de dichas acciones.
«Nuestra investigación sugiere que los comportamientos instrumentales de dudoso valor adaptativo pueden mantenerse a lo largo del tiempo evolutivo a través de mecanismos placenteros o autorrecompensadores, como las actividades lúdicas y sexuales», concluye el artículo.