EFE | Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) han documentado que los médicos de la Edad Media ya intervenían las complicaciones de las otitis y que usaban cataplasmas de acetato de cobre para evitar infecciones y ayudar a la cicatrización.
La investigación, que ha publicado la revista ‘International Journal of Paleopathology’, ha analizado el cráneo de un niño de unos 12 años de la época medieval enterrado mediante el ritual islámico en la Vall d’Uixó (Castellón) y que presenta una lesión compatible con una perforación por otitis.
Según los investigadores del Departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad Media y del Departamento de Cirugía de la UAB, las diferentes interpretaciones de los resultados del trabajo incorporan novedades al registro paleo-otológico en el ámbito de la medicina que se practicaba de la Edad Media.
La investigación, en la que también han colaborado científicos de la Universidad de Santiago de Compostela, de la Universidad de Granada, de la Stockholm University y de la Cranfield University, Defence Academy of the United Kingdom, ha revelado algunos de los conocimientos médicos y farmacológicos de los que disponían para tratar una enfermedad de estas características en la Edad Media.
La otitis del oído medio, si no se trata a tiempo, puede causar daño severo a sus estructuras y en el hueso mastoidal del cráneo, provocando incluso su perforación, aunque es una enfermedad muy común en los niños, y actualmente se trata con antibióticos.
Los investigadores Júlia Olivé-Busom, Helena Kirchner, Olalla López-Costas, Miquel Quer-Agustí y Nicholas Márquez-Grant han resaltado que esta afección era igualmente habitual en tiempos pasados y que, al no disponer de antibióticos, quienes la sufrían «fácilmente podían sufrir un agravamiento de la infección».
Aunque la conservación y observación de las estructuras del oído medio es muy difícil en los restos esqueléticos y la interpretación de posibles lesiones en ellos no está exenta de complicaciones, en esta ocasión han podido analizar el cráneo del menor, que tenía una perforación de unos 12 milímetros de diámetro máximo situada justo detrás del agujero de la oreja derecha.
Los expertos vieron que la perforación estaba rodeada de una coloración verdosa y las radiografías hechas al cráneo permitieron identificar indicios de mastoiditis, una complicación de la otitis de oído medio que provoca la aparición de pus en las celdas aéreas de la apófisis mastoides.
Del mismo modo, la observación microscópica de sus estructuras permitió detectar indicios de una grave infección.
Según los investigadores, «las características de la perforación la hacen compatible con una mastoidectomia, una operación que todavía se lleva a cabo para tratar la mastoiditis».
De manera alternativa, sin embargo, los expertos apuntan que también podría tratarse de un absceso que el cuerpo formaría de manera natural para evacuar el pus provocado por la misma mastoiditis, o ser el resultado de una intervención quirúrgica en una zona que ya presentaba una fístula.
Por otra parte, la coloración verdosa que encontraron alrededor de la perforación, y que no estaba presente en la zona de la oreja izquierda, la han interpretado como la posible aplicación de acetato de cobre en forma de cataplasma.
Esta sustancia, también conocida como verdigris, es mencionada en numerosos tratados medievales, sobre todo de medicina islámica, como especialmente indicada en farmacología para tratar heridas, facilitar la cicatrización y prevenir infecciones.
«La lesión observada y sus posibles interpretaciones son nuevas en el registro paleopatológico, sobre todo en el campo de la otorrinolaringología, y pueden ayudar a identificar casos futuros de cualquier otra cronología. Además, este caso tiene implicaciones muy interesantes para investigar sobre los conocimientos médicos, el acceso a la medicina y los fármacos en el mundo medieval islámico y de la Península Ibérica», han concluido los investigadores.