Los despidos no sólo afectan a las personas, también a los robots. El robot Fabio trabajaba en en el supermercado Margiotta Food & Wine de Edimburgo (Escocia). Fabio fue un autómata construido la universidad de Heriot-Watt. Todo parecía ir bien. El robot era encantador, sin embargo, pronto vieron que las cosas no eran como esperaban. Fabio empezó a confundir e irritar a los clientes.
Así, las respuestas de Fabio eran demasiado vagas porque los clientes, cuando le preguntaban en qué pasillo podían encontrar la cerveza respondía «en la sección del alcohol».
También, por el ruido del ambiente del supermercado, Fabio no entendía bien lo que los clientes le preguntaban ni tampoco las indicaciones suyas para decir en qué pasillos estaban los productos. Tras una semana de trabajo, Fabio fue despedido, por muy «simpático» que fuera.