Ya hemos hablado en otras ocasiones de los transespecies, es decir, personas que no se consideran humanas. Hay bastantes más casos de los que parece y esta vez nos vamos a centrar en Nano, como se hace llamar una noruega que se cree gato.
Según cuenta, a los 16 años se dio cuenta de su verdadera naturaleza y desde entonces ha adoptado características felinas. Y ahora, a los 20 años, lo tiene más claro que nunca: es un gato.
Nano está incluso practicando su capacidad de comunicarse maullando y odia el agua, lo que no sabemos es si duerme dentro de una caja.
Tampoco se ha sometido a intervenciones quirúrgicas, pero nunca sale sin usar orejas y cola postizas, cosa que sí hizo el argentino que desea ser un elfo.