Los smartphones son ya casi un apéndice más del cuerpo humano, sobre todo en los más jóvenes, incapaces de vivir sin las comodidades que ofrecen este tipo de dispositivos. Pero, aunque sea algo asumido por la mayoría de padres, el caso que nos cuenta La Nueva España llama la atención por sus cifras, ya que un niño de trece años castigado sin teléfono durante tres días recibió 14.000 whatsapps al encenderlo. Tremendo.
El pequeño, residente en Oviedo, formaba parte de 110 grupos de conversación dentro de la conocida red de mensajería, algo a todas luces exagerado. Tanto es así que él mismo se asustó al comprobar la cantidad de mensajes que le llegaban al recuperar su dispositivo y lo mostró a sus padres.
«Su mayor castigo es quitarle el móvil», explica la madre del pequeño, que realiza una reflexión muy interesante: «creemos que el móvil permite a los niños sociabilizarse, mantener más relaciones sociales con sus amigos y entorno, pero yo creo que es todo lo contrario».
Sin duda, los padres deben controlar el tiempo que sus hijos disponen para utilizar no solo este tipo de dispositivos, sino todo tipo de tecnología porque no son pocos los menores que terminan desarrollando adicciones a estos aparatos, sin los que no pueden vivir… o eso creen ellos.