Navidad no debería ser sinónimo de nieve y frio. Medio mundo, en el hemisferio sur vive el pleno verano, y por tanto el tiempo de Navidad es tiempo de calor, sol y playa. Y como no, de las celebraciones navideñas en familia o entre amigos en la playa, comidas, picnis y barbacoas al aire libre, se suceden combinadas con baños en el mar…. ¿te lo imaginas?
El vaho en los cristales de los hogares con sus chimeneas encendidas con los grandes calcetines decorando es una imagen pintoresca de la Navidad, de película....
Pero si la celebramos en países como Brasil, Chile, Argentina, Australia, Nueva Zelanda o Sudáfrica estas fiestas transcurren en pleno verano, repletas de actividades y diversión al aire libre, aperitivos, barbacoas, picnics... bajo el sol radiante de una playa cercana. En bañador, sí, pero sin descuidar el típico atuendo navideño.
También encontramos miles de papás noeles con sus característicos gorros rojo y blanco junto a una floreada camisa, veraniegas bermudas o bañador caminando sobre chanclas e incluso surfeando sobre las olas del mar. La gastronomía navideña también suele ser diferente, predominando los platos fríos, ensaladas y cócteles. Eso sí, en ninguno de ellos falta el típico árbol de Navidad con sus bolas y luces, en medio de la playa.
Pero tal es la asociación de la Navidad al frío y la nieve que, en esos veraniegos lugares, y pese al calor, adornan sus calles y hogares como si del propio invierno se tratasen, lanzando nieve artificial o montando pistas de patinaje.
En Australia cuando llega diciembre se da la bienvenida al verano y a la Navidad que se celebra en la playa y es muy común ver a los surfistas vestidos de Santa Claus y a los niños haciendo arbolitos de arena junto al mar, incluso el brindis se realiza en traje de baño, pero con gorritos de Santa Claus.
Tradicionalmente, la Navidad australiana se celebraba con una cena de pavo o asado de carne con verdura. Sin embargo, ya hace años que la mayoría de los australianos prefieren celebrar la Navidad fuera de casa, reunidos en familia o con amigos, o junto a gente nueva compartiendo una barbacoa de mariscos en la playa o en un parque cercano haciendo un típico picnic. Eso sí, siempre rodeados de objetos e indumentaria navideña.
En el menú no puede faltar langostinos o langosta, jamón dulce y el famoso pudding de ciruelas, postre en el que se suele esconder una moneda que dará suerte a quien la encuentre. En cuanto al postre los australianos no dejan pasar una Navidad sin comer una Pavlova, un pastel de merengue cubierto de crema batida y fruta. Después, es tiempo de jugar un partido de cricket o de darse un baño en la playa.
En Sídney, por ejemplo, el 25 de diciembre es típico reunirse en Bondi Beach, y al caer la noche presenciar el espectáculo de fuegos artificiales en el puente del Puerto. Al día siguiente, el 26 de diciembre, se festeja el Boxing Day que, aunque originalmente era un día relacionado con acciones de caridad, actualmente se ha convertido en el Proclaming Day, un día festivo para buscar ofertas.
La noche del 24 de diciembre, al igual que en el resto del mundo anglosajón los niños esperan los regalos de Navidad solo que en este caso los trae “The Jolly Swagman” y sus seis canguros blancos (White Boomers), vestido con sombrero y camiseta de tirantes azul marino, y con amplios pantalones cortos.
En la vecina Nueva Zelanda es tradición celebrar las navidades con la familia en la playa, en un lago o en el río. Muchos neozelandeses se trasladan a sus casas de veraneo, “bach”, o en su defecto alquilan una, para disfrutar de este agradable tiempo veraniego en familia. Además, en Nueva Zelanda, los árboles de navidad son distintos, tiene su propia versión, se trata del Pohutukawa, un espeso árbol nativo que florece en diciembre.
Y aunque es verano, la época más calurosa del año, es curioso ver todas las casas decoradas con lucecitas navideñas y con multitud de símbolos invernales como renos, nieve artificial, etc. Tal es la afición por esta decoración de luces que se ha convertido en toda una competición entre vecinos por tener la mejor iluminación navideña. Y desde hace ya años, es tradición celebrar el Franklin Road Christmas Lights, cuando los vecinos votan para proclamar un ganador a la mejor decoración. Hasta tal punto se celebra que las empresas de electricidad suministran la electricidad gratis durante todo diciembre y el ganador obtiene además un año de electricidad gratis.
En este país no faltan quienes celebran una segunda navidad en julio, sólo para tener la experiencia de vivir la fiesta con frío y compartir las tradiciones de sus ancestros ingleses.
Saltamos al continente americano, en su hemisferio sur, donde se mezclan costumbres hispanas con las anglosajonas: reuniones familiares, intercambios de regalos, decoración del árbol de Navidad ... a lo que se añade un pesebre o belenes, que representa el nacimiento de Jesús, y es común acudir en Nochebuena a la Misa de Gallo a la media noche.
En Brasil el inicio de la Navidad se avisa a través de fuegos artificiales y se construyen bellos “Presepios” o belenes. También se representa un juego muy popular en el que unas pastoras y un gitano intentan secuestrar al Niño Jesús. Los brasileños asisten a la Misa del Gallo, y el 25 de diciembre se vuelven a reunir para celebrar la Ceia de Natal. Una cena típica incluiría, por ejemplo, pavo, arroz de colores, jamón, verduras y frutas.
En las ciudades costeras brasileñas celebran la Nochevieja en la playa. Se visten de blanco, encienden gran número de velas y lanzan al mar barquitos con regalos y flores. La tradición dice que tienen que comenzar el año introduciendo los pies en el mar para atraer la buena suerte.
Los argentinos también celebran la Navidad con ruido. Los fuegos artificiales empiezan a las 00:00 del 25 de diciembre, tras la cena de Nochebuena que suele ser un asado o parrillada. Después de cenar, acuden a la misa del Gallo, a las 12 de la noche. Al día siguiente, se reúnen también para la comida de Navidad, que suele ser al aire libre o en la playa. En algunas ciudades, como Buenos Aires, cada barrio tiene la costumbre de hacer un enorme muñeco de paja llamado “Año Viejo”, que es quemado para comenzar limpios el año nuevo.
En Paraguay, familias enteras –padres, hijos, abuelos, tíos primos– se reúnen para comer pollo relleno, el chipa guazú, un bizcocho de maíz, y el tradicional pan dulce.
En Chile es el Viejito Pascuero quien lleva los regalos a los niños la noche del 24 de diciembre. Esa noche se suele comer pavo asado con castañas, ensalada de patata con mayonesa y pan de Pascua de postre.
Y en la punta sur del continente africano, se encuentra Sudáfrica, donde las familias adornan el tradicional ábeto de Navidad realizado con ramas de árboles autóctonos y decorados con símbolos africanos, como muñecos o adornos de cuentas. La cena navideña es más bien un almuerzo, con empanadas de carne picada y pierna glaseada, o pavo, pato asado o carne a la braai (parrilla). También hay arroz amarillo con pasas, pastel helado y puding de malva. Todo ello se disfruta al aire libre, bajo un clima muy caluroso y húmedo.
Y para terminar, entre el hemisferio norte y sur se encuentran las islas filipinas, archipiélago del sudeste asiático bañado por el Pacífico, donde la población mayoritariamente católica, alegre y amante de la fiesta celebra la Navidad por todo lo alto durante nada menos que cinco meses. Increíble pero cierto. Desde primeros de septiembre las calles se engalanan con decoración y luces navideñas que no se retiran hasta finales de enero.
El adorno navideño más típico filipino es el parol, un farolillo que simboliza la estrella que guió a los Reyes Magos y que se coloca en los alfeizar de las ventanas. La Navidad va acompañada del “Ligligan Parul Sampernandu” o Festival de los Farolillos Gigantes, el sábado previo a Nochebuena.