Jonathan Pérez es el autor de la comparsa Los sacrificaos, que realiza hoy su pase de Cuartos de Final, y nos cuenta cómo nació esta creación y cuál es el objetivo que persigue en este COAC.
¿Cómo surge la idea y cómo fue el proceso para plasmarla?
–Es una idea que llevaba en el cajón un tiempo y este año vimos que era el apropiado para sacarla a la luz. Es una idea que ha ido creciendo, sobre todo en lo que es la estética, a lo largo del recorrido culminando con ese punto reivindicativo que está representado con la avenida de Astilleros y hemos dado con las manos de Álvaro, el artesano que lo ha plasmado a la perfección.
¿Qué aspiraciones tiene la agrupación para este COAC?
–Volver a calar en los aficionados, que eso es algo que conseguimos con el primer pase. Ahora esperamos poder disfrutar de esa final que se nos viene resistiendo desde Los aislados.
A la hora de cantar, ¿se nota el aumento de público foráneo?
–Es obvio que existe, el único año que no lo notamos fue en el de verano porque coincidió con otros eventos y eso hizo que mucha gente no pudiera venir. Se vivió un concurso más pasional. En preliminares cantamos un segundo pasodoble a Cádiz bastante comprometido que nos dicen que era una letra de cuartos o semifinal y en el teatro tampoco tuvo una reacción desmedida porque al público de fuera no le duelen las cosas de aquí.
¿Qué le han parecido las preliminares con tantas sesiones y más cortas?
–Las preliminares son largas, son demasiados días, se hace tediosa la espera. Nosotros cantamos a mitad y parecía que íbamos a cantar en 2025, pero también soy un defensor que la preliminar hay que hacerla dentro del Falla. Lo que sí me parece que es un acierto es el aumento de cuartos y semifinal para poder conseguir unas sesiones adaptadas a las circunstancias laborales de los que hacemos carnaval. Es una delicia acabar la fase de cuartos a las 00.30 horas.
¿Cómo ve este año la modalidad de la comparsa?
–Creo que ha mejorado respecto al año pasado. Hay más competitividad, la semifinal va a estar reñida y obviamente para la final hay varios grupos que optan.
¿Cómo se digiere ser finalista para el aficionado y quedarte cerca dos años consecutivos?
–Es duro porque han sido dos comparsas con nivel, Los originales es una de las que mas ha calado de estas cuatro que hemos hecho. Era un año con mucha competitividad. El año de Los peliculeros creemos que no tenía un elevado nivel y que la comparsa dio la talla, pero bueno quedarte fuera fue doloroso y se te queda la cara de tonto. Fue difícil volver a sacar la ilusión y retomar, pero lo conseguimos porque la amistad tira mucho.
¿Siente la responsabilidad de ser parte del tan citado “relevo generacional”?
–Responsabilidad no. Es algo que en nuestro caso se ha dado progresivamente. Hay otras agrupaciones que han emergido desde la cantera o desde la nada y han tocado el cielo de primeras, pero para nosotros ha sido una cosa de muchos años y no nos supone una responsabilidad. Está costando dar ese paso, pero cada vez son más las agrupaciones de gente joven que ofrecen calidad y eso es saludable para el concurso.
¿Cómo os la ingeniáis en casa con tanto carnaval y una niña pequeña?
–No sé como lo hacemos. Por las tardes me encargo yo, mi pareja Kika trabaja por la tarde y yo en el turno de mañana. Comemos juntos, ella se va a trabajar y me quedo yo con la niña. Tres días a la semana viene mi madre a quedarse con la niña para que pueda componer. Ella sale de trabajar y se va a ensayar, no sé como lo hemos conseguido, es una auténtica locura. La pasión tira y, de momento, lo estamos sosteniendo con mejores resultados de los que esperábamos.
