Según explicó a Efe Madiedo, ese hecho se produjo en Arroyomolinos de León (Huelva), la noche del 8 de diciembre de 1932 cuando los vecinos “fueron testigos de que el cielo se iluminaba y vieron como caía una bola de fuego que, sin llegar a impactar en el suelo, estalló a gran altura provocando un ruido ensordecedor y cuya onda expansiva provocó numerosos daños estructurales en el pueblo”.
Concretamente, sufrieron daños la central eléctrica, el templo parroquial y la posada que por aquel entonces había en el municipio, sin que se tenga constancia de que se registraran heridos.
La investigación de Madiedo, haciendo uso de herramientas informáticas modernas, ha podido reconstruir y
determinar el origen de la roca: un trozo de fragmento del asteroide 1990/AH, uno de los más de 1.000 calificados por la NASA como potencialmente peligrosos, lo que significa que “está cerca de la tierra con posibilidad de impactar y que tiene un tamaño lo suficientemente grande como para provocar daños catastróficos si esto sucediera”.
Además de lograr explicar lo sucedido casi 80 años después la investigación logra documentar por primera vez en la historia “el impacto de un fragmento de este tipo de asteroide contra la tierra”, asegura el investigador.
“La roca cuando llegó a la atmósfera tenía un tamaño de unos 18 metros de longitud y venía a una velocidad de 54.000 kilómetros por hora”.