El Puerto

Este sábado se celebra la XV Travesía a nado y el torneo de Rugby Playa

La Playa de La Puntilla de El Puerto será el escenario en el que se desarrollarán las pruebas a beneficio de la Fundación Vicente Ferrer

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  • La presentación de los eventos en la playa de La Puntilla. -

elpuerto | La Playa de La Puntilla de El Puerto vivirá este sábado 6 de julio un día grande de deporte y solidaridad con la celebración de dos grandes eventos a beneficio de la Fundación Vicente Ferrer, por un lado,  la XV Travesía a nado de El Puerto de Santa María y, por otro, el torneo El Puerto Rugby Playa.
Esta jornada ha sido presentada por el concejal de Deportes de El Puerto, José Ignacio González Nieto, quien estuvo acompañado por el delegado de la Fundación Vicente Ferrer en Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla, Rafael Carmona; Antonio Leiva, director de OKEYMAS El Puerto, y Pablo Fernández y Ricardo Padilla, del Club de Rugby Atlético Portuense.

200 nadadores
Después de 14 ediciones, la Travesía a nado de El Puerto está consolidada como una de las clásicas del verano en Andalucía. Cuenta con la organización de OKEYMAS Fitness Club El Puerto y de la asociación Brazadas Solidarias, entidad vinculada a la Fundación Vicente Ferrer, que es el mayor organizador de travesías solidarias en España, con más de 15 años de trayectoria y un circuito formado por más de 20 pruebas repartidas en Andalucía, Murcia y Cataluña.
Más de 200 nadadores llegados desde todos los puntos de Andalucía participarán en esta travesía, cuya recaudación estará destinada para un proyecto de infancia de la Fundación Vicente Ferrer en Nepal.
La prueba en sí contará con tres distancias a recorrer: 800, 1500 y 3000 metros, y forma parte del I Circuito Andaluz de Aguas Abiertas de la Federación Andaluza de Natación (FAN).

Jóvenes y veteranos
Por su parte, el torneo El Puerto Rugby Playa, con la organización del Club de Rugby Atlético Portuense, unirá a jugadores jóvenes y veteranos desde las 11.00 horas y contará con la participación de alrededor de 150 personas y también habrá lugar para rugby adaptado. Tras los partidos, habrá un gran tercer tiempo con una barra y música.
El edil González Nieto ha aprovechado para recordar que “las travesías de Brazadas Solidarias están caracterizadas por dar más relevancia a los valores del deporte, como el espíritu de compañerismo, de superación y de solidaridad, que a la propia competición y que todo lo recaudado en la travesía de El Puerto estará destinado a impulsar un proyecto para que niños de Nepal en situación de gran vulnerabilidad puedan ir a la escuela”.
A continuación, el delegado de la Fundación Vicente Ferrer en Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla, Rafael Carmona, ha expresado su agradecimiento al Ayuntamiento de El Puerto y a su ciudadanía por el apoyo que siempre presta a la organización. Ha recordado que en abril se celebró el III Desafío Crossbox El Puerto, otro evento deportivo a beneficio de la Fundación. “Ahora, llegan la natación y el rugby, en una gran jornada de deporte y solidaridad, y con el impulso de clubes y empresas locales”, ha destacado Carmona.
“Entendemos el deporte como una de las más eficaces herramientas que existen de movilización de las personas y de transmisión de valores como la solidaridad, el compañerismo y la superación”, ha expresado el delegado de la FVF. 
Toda la recaudación de la prueba servirá para promover la escolarización de niños de Nepal, especialmente en las zonas rurales, donde la lejanía de las escuelas supone un obstáculo de acceso para las familias.

El proyecto solidario de la FVF en Nepal

La Fundación Vicente Ferrer, que trabaja en la India desde hace más de 40 años, ha puesto en marcha la primera fase de su internacionalización en Nepal, un país con una población que aún no se ha recuperado de las consecuencias del devastador terremoto de 2015. En los contextos de crisis, la infancia se convierte en la primera y principal víctima. Por ello, la Fundación está dando apoyo a tres colectivos: menores cuyas familias trabajan en los tradicionales hornos de ladrillo, una industria con un alto índice de empleabilidad infantil; niñas y niños con parálisis cerebral, y personas adultas con problemas de salud mental, cuya carga familiar recae en sus hijos e hijas.

Se calcula que en Nepal hay unas 750 fábricas de ladrillo, (cifras no oficiales apuntan a más de 1.000, porque muchas son ilegales) una industria que ha crecido al amparo de la construcción y la exportación a países ricos donde existe mayor regulación medioambiental. Son empleos que suelen estar ocupados por familias empobrecidas, la mayoría de las castas más bajas o dálits. Se trata de un trabajo temporal, que se desarrolla entre noviembre y mayo, época en la que no hay monzones.

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 16% de la fuerza laboral de las fábricas de ladrillos está formado por menores, lo que supone que entre unos 20.000 y 30.000 niños y niñas que deberían estar en las escuelas sufren explotación laboral y riesgos a su salud por cargar pesos excesivos y exponerse a las nubes de humo tóxico que emanan de las chimeneas de los hornos. 

La Fundación Vicente Ferrer está apoyando en Nepal a siete escuelas para que menores en edad preescolar (de 3 a 6 años) y pertenecientes a familias que trabajan en este sector reciban nutrición, ropa y cuidados mientras sus padres trabajan como temporeros. Sin este apoyo, los niños con toda probabilidad acabarían trabajando con ellos. 

Esta intervención de la Fundación Vicente Ferrer en Nepal contempla también la rehabilitación y nutrición de menores con discapacidad en centros de día, el apoyo psicológico a sus madres y la sensibilización de las familias con hijos e hijas que cuidan a alguno de sus progenitores con enfermedades mentales para que no abandonen sus estudios. 

En Nepal hay un alto índice de enfermedades mentales, pero escasos recursos para abordarlas. Muchas de estas patologías están desencadenadas por la alta incidencia de terremotos y otras catástrofes naturales en las que las familias más pobres lo pierden todo. Por otro lado, Nepal sufrió entre 1996 y 2006 una guerra civil cruenta cuyas consecuencias fueron devastadoras en las zonas rurales. Muchos adultos, que entonces eran niños, arrastran hoy secuelas físicas y psicológicas de aquel episodio.
 


 

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