La empresa británica de correos, Royal Mail, inauguró este viernes el primer buzón de correos con las iniciales del rey Carlos III, instalado en la localidad de Great Cambourne, al norte de Londres.
Un grupo de jóvenes de la escuela primaria de Vine Inter-Church ayudó a desvelar el buzón junto a las autoridades e introdujo las primeras cartas en su interior, escritas a mano y dirigidas al monarca británico para "pedirle consejo a la hora de alcanzar un futuro sostenible para el planeta e invitarle a visitar su colegio, que apuesta por ser neutral en carbono".
La lord-teniente de Cambrigdeshire, Julie Spence, destacó en la red social X la suerte de tener este "recuerdo histórico" de la nueva era real en la región, en la que Carlos III pasó su época universitaria.
Continúa así la tradición iniciada hace 170 años por la reina Victoria de estampar las iniciales reales en los buzones rojos, que ya superan los 115.000 ejemplares en el país.
En el caso de Carlos III, conformadas por su inicial C, la R de Rex (rey en latín) y el tres en números romanos, todo ello bajo una corona de los Tudor.
"Agradecemos a su majestad permitirnos el uso de su sello personal para comenzar un nuevo capítulo de la historia de los icónicos buzones británicos en Great Cambourne", comentó la directora ejecutiva de Royal Mail, Emma Gilthorpe.
Desde el fallecimiento de la reina Isabel II y la posterior coronación de Carlos III en 2022, Royal Mail seguía usando los buzones con las iniciales de la histórica monarca hasta agotar las existencias y "prevenir el desperdicio", explicó la empresa de correos.
Las iniciales del rey se aplicarán también en las puertas de la flota de 3.636 camiones de Royal Mail desde este viernes, con una tirada inicial de 100 vehículos, y progresivamente hasta el próximo mes de octubre.
Sin embargo, no se verán en Escocia, donde desde 1955 la corona de San Andrés sustituye a las iniciales reales.
Los míticos buzones británicos se introdujeron en 1852 con unos pilares cilíndricos en las Islas del Canal, después de que el autor Anthony Trollope, que trabajaba en correos, propusiese la idea después de haber visto buzones similares en Francia y Bélgica.
Un año más tarde, en 1853, llegaron al Reino Unido y se estandarizaron en 1859, siendo de color verde. El característico color rojo llegaría dos décadas después de recibir "quejas" sobre la dificultad de distinguir los ejemplares.