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Shimabuku exhibe en Santander sus pulpos y cometas humanas

El artista japonés reúne vídeo, fotografía, escultura, instalaciones y textos

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La exposición.

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El japonés Shimabuku ha creado nuevas obras con la ayuda de los pulpos de la bahía de Santander y de sus habitantes, convertidos en cometas humanas para el Centro Botín en la primera exposición en una institución cultural de este artista en España.

“Pulpo, cítrico, humano” es el título de la exposición que este sábado abrió sus puertas al público en Santander, donde permanecerá hasta el 9 de marzo, comisariada por el propio artista y la directora de exposiciones del Centro Botín, Bárbara Rodríguez.

Reúne vídeo, fotografía, escultura, instalaciones y textos, que van desde principios de lo noventa hasta la actualidad, y es la muestra más amplia de toda su carrera, ha explicado durante la presentación hoy, viernes, este artista nacido en Kobe en 1969 y residente en la isla de Okinawa.

Una de las obras que ha creado en Cantabria para esta exhibición es “Flying people”. Cien personas volaron junto a él cometas de papel personalizadas con su propia imagen a tamaño natural, que pueden verse en una de las salas, junto al vídeo que documenta una experiencia que para el japonés se parece mucho a “una proyección astral”.

Esta propuesta forma parte de la sección “Humano” del título de la muestra.

Otra pieza nueva es “Going to meet the octupusses in Santander (Ir a conocer a los pulpos de Santander)”, un vídeo grabado en el lecho marino de la bahía que documenta la interacción de estos animales con una serie de vasijas realizadas por el artista como ofrenda, que también se muestran.

Como ha contado este viernes, la curiosidad por el mundo de los pulpos le viene de atrás y tras sumergirse en la bahía, ha llegado a la conclusión de que los del Cantábrico “se parecen mucho” a los japoneses, “más que las personas”, ha apostillado.

El Centro Botín muestra también una obra de 2019 que nació del mismo interés por experimentar las reacciones de estos animales, “Escultura para pulpos: explorando sus colores favoritos”, que combina pequeñas vasijas y canicas.

Shimabuku asegura que ha tenido una experiencia “muy especial” en la ciudad y su gente, que no va a olvidar. “Santander está muy lejos de Okinawa, tuve que coger dos o tres vuelos pero me hizo sentir muy cómodo.. El mar, las colinas son parecidos a Kobe, el lugar donde me críe y a Okinawa”, ha dicho.

A la pregunta de si se considera un pionero, reconoce que otros han apostado después que él por lo que “ahora se llama arte relacional”.

¿Por qué unas limas flotan y otras se hunden?

La tercera palabra del título, aunque segunda en el orden, cítrico, responde a otro experimento que surgió de una pregunta que se hizo un día en la cocina: “¿por qué algunas limas flotan y otras se hunden?”.

La respuesta se materializa en una instalación formada por tanques con agua y limas dentro, que está producida por la Fundación Todolí Citrus y que además suma una nueva opción a las dos alternativas: hay limas que nadan.

La exposición del Centro Botín invita a conocer además obras de la década de los noventa, como “Exposición para monos”, que surgió de una visita a Texas para ver a unos macacos japoneses que acabaron en Estados Unidos “un poco americanizados”, o “Shimabuku´s Fisch & Chip”, un vídeo que muestra el encuentro submarino entre una patata y un pez en Liverpool.

Según Bárbara Rodríguez, en la obra del japonés se difuminan las fronteras entre obra y espectador y no existen las jerarquías. “Muestra la misma curiosidad, la misma empatía y el mismo compromiso hacia un pulpo, un humano o un cítrico”, ha resumido.

Y para la directora del Centro Botín, Fátima Sánchez, ni el pulpo ni el humano ni el cítrico serán ya lo mismo para el público que recorra la exposición. Ni tampoco para quienes han participado en su creación y se han visto a sí mismos volar por el cielo “en un proceso de asombro y disfrute”.

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