La sentencia señala que estos hechos tuvieron lugar cuando la pareja reanudó la relación tras un periodo en el que estuvo separada. En un principio la relación fue bien, pero unos meses más tarde, cuando la víctima quedó embarazada de su segundo hijo, el acusado comenzó a maltratarla despectivamente, llamándole frecuentemente "puta" y diciéndole "que se veía con otros hombres".
De este modo el acusado tenía amedrentada a la víctima, pues en múltiples ocasiones le decía "que como se marchara de la casa iba a por ella" y que "si entraba en la cárcel, cuando saliera la iba a matar y le iba a quemar la casa", todo ello delante de los hijos de la pareja, menores de edad.