Chiclana

Prisas y sorpresas en torno al PGOU

En el caso de Chiclana está claro que el maestro, la lección y los alumnos se confunden en una maraña de intereses, se supone que legítimos.

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Cuando a un alumno le explican cuatro veces la lección y no la aprende, o falla la lección o falla el maestro. Cuando un Plan General de Ordenación Urbana lo tumban desde la Junta de Andalucía una vez tras otra, o falla el arquitecto redactor o fallan los que pretenden que el equitecto redactor haga algo o muchas cosas que se van a encontrar con el no de la Junta.

 

Y en el caso de Chiclana está claro que el maestro, la lección y los alumnos se confunden en una maraña de intereses, se supone que legítimos, hasta el punto de provocar uno de los casos más estrambóticos ocurridos en España en lo que a tortazos a un Plan General de refiere.

 


Sin embargo, no todo es tan enigmático como parece ni hay fuerzas ocultas que están dejando a la altura de los tomates a uno de los urbanistas más prestigiosos que se reconocen. La calle es el mejor campo de caza y la gente de Chiclana los mejores ojeadores. Y si cuando los ojeadores simplemente se levantan y antes de empezar a andar ya comienzan a salir piezas de caza, menor y mayor, no hay que ser muy listos para imaginar lo que saldrá cuando comience de verdad la cacería.


 

Obviamente, de lo se habla es de lo que ya ha comenzado a ocurrir y de lo que sólo se esperan explicaciones a las prisas de unos y de otros por tener un PGOU aprobado. Prisas a las que nadie quita la legitimidad; item m

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