Jerez

“Daría trabajo porque si hay trabajo, hay regalos” ”

Es un mito viviente del xerecismo. Llegó hace 43 años para consagrarse como uno de los mejores jugadores de la historia del Xerez y ancló su vida en un Jerez donde dice “que entré con el pie derecho. Todo han sido facilidades”. Es Pepe Ravelo. cho adiós a

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  • Pepe Ravelo -

—A Jerez llegó en el año 1969 si mal no recuerdo.
— Exactamente. Lo hice en el mes de septiembre, tres o cuatro días antes de que comenzase la Liga en Estepona precisamente.
—Cuarenta y tres años ya.     
— Cuarenta y tres años ya y muy a gusto.
—Pero no es fácil llegar de futbolista a una ciudad y hacerse eterno en la misma.
— Son las circunstancias de la vida. En mi época de jugador tuve ofertas para irme a otros equipos. De hecho lo tuve hecho con el Ceuta a falta de firma, pero finalmente me quedé en el Xerez y aquí me retiré al finalizar la temporada  1978. Vinieron después el entrenador de entonces, Diego Mendoza, y Agustín Piñero, que jugaba en el equipo, para pedirme que siguiese una temporada más, pero ya lo tenía decidido. Contaba con 34 años y entendía que era el momento de dar un paso al lado. 
—Pero ese paso le siguió manteniendo en Jerez.  
— Fíjese que en principio tenía pensado regresar a mi tierra, a Canarias, y tenía la intención de un negocio y todo pero fue mi mujer la que me quitó la idea. Me dijo, y con razón, que aquí estábamos perfectamente asentados, que la gente nos apreciaba y que hiciésemos en Jerez nuestra vida. De hecho yo ya tenía montada mi tienda de deportes, es decir que había encauzado mi vida al margen del fútbol y tampoco me lo pensé más. Decidimos quedarnos aquí y soy un jerezano más y un xerecista de corazón.
—¿Qué tiene Jerez que tanta gente llega de paso y termina quedándose como ha sido su caso?      
— La realidad es que desde que llegué entré con el pie derecho. En Jerez me han hecho la vida muy fácil. Desde el primer momento todo han sido atenciones y jamás he tenido problema alguno con nadie. Eso te hace sentirte a gusto.  
—Y echar raíces
— Claro. Ya no me mueve nadie. Tres de mis hijos nacieron en Jerez y Javier el mayor llegó con nueve meses porque había nacido cuando yo jugaba en el Córdoba. Tengo nueve nietos, de ellos cuatro en Jerez y cinco que viven en Cataluña. 
Estamos en la Plaza de Plateros, compartiendo un café matinal. Saluda a Antonio Rodríguez, otro de los hombres que ha sido santo y seña del Xerez durante muchas décadas. Se siente todavía abrumado por ese nombramiento de Rey Melchor para la Cabalgata de 2013. No se lo esperaba. Como no se esperaba tampoco la evolución que Jerez ha experimentado desde su llegada a finales de los años 60.    
— La vida ha evolucionado una barbaridad y Jerez, por lógica, también. La ciudad ha dado un cambio importantísimo. Recuerdo que cuando llegué, aquí, en Plateros, había una parada de taxi y ahora es una zona peatonal. Yo creo que Jerez ha evolucionado para bien, antes era todo como más familiar, era más pequeño, nos conocíamos todos y ahora nos desenvolvemos en el entorno de una gran ciudad.  
—Una gran ciudad pero con un paro tremendo.     
— Esa es la pena. Ese es el punto negro. Cuando sale la conversación del paro, de los problemas que existen a diario,  me acuerdo de las bodegas, de la Fábrica de Botellas, de las muchas empresas auxiliares que existían alrededor del negocio del vino. Aquello era una maravilla y tenía una trascendencia social y económica fuera de la propia ciudad. A cualquier futbolista  cuando le proponían la posibilidad de fichar por el Xerez se le iluminaban los ojos, porque la ciudad y, por ende, el club tenían un prestigio y y te daban una seguridad. 
Indefectiblemente hablar con José Ravelo Rodríguez, Pepe Ravelo para todo Jerez, es hacerlo en clave futbolística. Aunque derivábamos la conversación, que no entrevista, por derroteros distintos, el fútbol siempre se entremezclaba de por medio..., pero habíamos quedado para hablar de su nombramiento como Rey Melchor. Un nombramiento que, y no es falsa modestia, en absoluto se esperaba.      
— De verdad que no me lo esperaba y lo digo con sinceridad. Lo que he hecho desde que llegué a Jerez ha sido cumplir con mi obligación, con mi deber cuando era jugador y luego actuar con la máxima honradez cuando me convertí en empresario. Lo que he pretendido siempre es irme a la cama con la conciencia muy tranquila y nunca he pensado en realizar mi labor para que la ciudad, para que mis amigos me lo pudiesen retribuir de alguna manera y lo que me ha llegado, afortunadamente, ha sido porque la gente, las instituciones, han querido que llegase, nunca porque yo lo haya buscado.  
Y es que el currículum de Pepe Ravelo está jalonado de reconocimientos de esta ciudad en la que va  ser Rey Mago. Tiene en su poder el Balón de Oro de La Peña Los 100 que, en su época, era unos de los galardones más importantes, si no el más importante, que se ofrecía en el entorno del fútbol local en general y del Xerez Club Deportivo en particular. Posee la insignia de oro y brillantes del Xerez “que me la concedieron por llevar jugados 108 partidos de manera consecutiva”, consiguió, aún jugando en la zona de mediocampo hacia atrás, dos veces el trofeo de máximo goleador y en tres oportunidades fue nominado como el jugador más regular del equipo; le impusieron la medalla de bronce al Mérito Deportivo de la Federación Andaluza de Fútbol; es el segundo máximo goleador en los sesenta y cinco años de historia del Xerez con 70 goles “sesenta en Liga y 10 en Copa” , a diez goles de Pepe Agar que consiguió ochenta dianas, y el tercer jugador que más veces ha vestido la camiseta del club por detrás de Jesús Mendoza y de Vicente Moreno, teniendo en cuenta que Ravelo solo estuvo nueve temporadas en el Xerez y que aquellas competiciones eran de menos partidos “aunque para mí es un orgullo que esos dos grandes jugadores me hayan superado”. En el Xerez, además, lo ha sido casi todo. Comenzó de jugador y luego ha sido vicepresidente en dos etapas distintas, consejero, accionista, es el socio 104 de la entidad y patrono de la Fundación. Ha entrenado al Xerez B, al que subió a lo que hoy es la Primera Andaluza, entrenó por sustitución en alguna que otra oportunidad al primer equipo y, por ser, es “hasta compadre del Xerez, que quise que fuese el club quien apadrinase a mi hijo Sergio. La representación la ostentó el entonces presidente, José Repeto, pero el padrino de Sergio es el Xerez Club Deportivo. Y, en medio de todo, comerciante de prestigio con su tienda de Deportes en la calle Francos. Una casa que era del Xerez y que Ravelo compró en su momento. Había una deuda de material deportivo, salió la oportunidad y se saldó la deuda y Ravelo abonó una importante cantidad y allí montó su casa y su establecimiento.      
Treinta y seis años he estado regentado la tienda de deportes.
— Empresario de un centro de la ciudad que ha retrocedido gravemente en el terreno comercial.   
—Pero, quizás sea por la situación tan mala que se está atravesando a nivel económico. Yo espero y confío que esto vuelva a cambiar  y que el centro vuelva a ser lo que siempre fue. A la gente le gusta venir a comprar a los negocios del centro, a los negocios tradicionales porque no es lo mismo que te atiendan directamente, que te traten con amistad a lo que ocurre en las grandes superficies que es todo como más frío.    
Ravelo cerró definitivamente su tienda a comienzos de septiembre. Goza ya de una merecida jubilación que le hace estar más tiempo en contacto con la calle. Dice que no echa de menos el trabajo diario.   
—Soy una persona que me suelo adaptar a las circunstancias. Esa forma de vivir, de pensar, me la ha dado sin duda el fútbol. Te acostumbras a ganar y a perder semana tras otra y a no darte nunca por vencido y ahora trato de adaptarme a la nueva situación de mi vida, a la de jubilado, aunque por una cuestión u otra siempre estoy ocupado. 
—Ahora la ocupación principal será preparar el reinado de Melchor.
—Me llamó la alcaldesa, María José García-Pelayo, y me llevé una gran impresión. Ya le dije que era algo que no me esperaba, que no entraba en mis pensamientos y le pedí un tiempo para consultar con mi familia. Lo tenía decidido. Estaba claro que quería aceptar pero siempre me ha gustado consultar las decisiones importantes con la familia y esa era una decisión importante. Y es que me sentía ciertamente abrumado porque en Jerez hay mucha gente con muchos méritos para desempeñar esa función y he tenido la gran suerte que se hayan fijado en mí. 
—¿Cuánto tardó en contestar?  
—Yo diría que varias horas. La verdad es que había que hacerlo  rápido, pero sin el consenso de mi familia no quería dar contestación alguna. Al final fue una respuesta positiva.
— ¿Y ya ha pensado en los regalos que va a ofrecer?
— Los Reyes no se pueden olvidar de los niños, pero como Rey Mago lo que me gustaría es ofrecer trabajo a todas aquellas personas que, desgraciadamente, no lo tienen porque si todos los mayores tienen trabajo seguro que todos los niños tendrían muy buenos regalos. Yo, como deportista que he sido, soy y siempre seré, daría un mensaje claro a todos aquellos que lo están pasando mal, que no se den por vencidos y que  luchen con honradez por conseguir cosas, porque del cielo no va a caer ningún maná salvador, hay que luchar por conseguir las cosas que no se tienen, pero siempre desde la honradez. 
—¿Y el regalo para su Xerez?
—A mi Xerez le ofrecería la permanencia, que siga un año más en Segunda División, que se sepa de una vez por todas quién es realmente el dueño del club, ofrecería información para que todos estemos al día de cómo se hacen las cosas y a la afición le ofrecería esa ayuda que hace falta porque al final al que ayudamos es al equipo de nuestros amores.   
— ¿Y para la amplia cantera de Jerez queda algo en la bolsa del Rey?
—Más jugadores para la primera plantilla. Ahora mismo se practica más fútbol, hay más futbolistas de base en la ciudad y, sin embargo, se da la paradoja que salen menos jugadores que antes para la primera plantilla del Xerez cuando hay mejores instalaciones, mejor material deportivo y mejores técnicos. En el Xerez, por ejemplo, hay en la cantera muchos antiguos jugadores que saben lo que tienen que aconsejarle a los chavales. Resulta que en la cantera se piensa más a nivel de resultados que en sacar jugadores. La cantera no está para ganar partidos o ascender, sino para enseñarle a la gente la técnica, los posicionamientos, para limarle los defectos para que cuando lleguen arriba lo hagan con una base.
—-¿De qué fuentes técnicas bebió usted?       
—Antes de llegar al Xerez ya había tenido grandes entrenadores como Kubala, Eduardo Toba o Argila que fueron seleccionadores nacionales o el mítico Marcel Domingo. 
—¿Algún recuerdo especial de alguno de ellos?
—Recuerdo tantas cosas buenas que sería difícil destacar alguna. Si quiere me quedo con el trato recibido que siempre fue magnífico, tanto hacia mi persona como hacia mi familia.    
—¿Y que recuerda especialmente de su etapa en el Xerez, el ascenso de Badajoz?   
—Fue una gran noticia. Lo malo es que ascendimos a Segunda y descendimos rápidamente porque se hicieron las cosas muy mal. Con la plantilla que había que había y con dos o tres refuerzos podíamos habernos quedado en Segunda, pero se tomó el camino más fácil. Se echó al entrenador del ascenso, a Pepe Valera, y se firmaron a una serie de jugadores que venían de Primera, con una edad ya avanzada, y no dieron el rendimiento esperado.         
—De aquel ascenso en el año 70 al ascenso a Primera en el 2009. Pensar en su época en que el Xerez pudiese jugar en Primera era una quimera.
—Claro, eso no podía ni pensarse. La época dorada del fútbol en Jerez se está viviendo ahora, con tantos años en Segunda División de forma consecutiva y mirando casi siempre hacia las posiciones altas de la tabla. En aquellos años vivíamos en Tercera o en Segunda División B cuando se instauró la categoría. También fueron años muy complicados, el fútbol en Jerez siempre ha tenido muchos problemas.      
—-Que no es una cosa de hoy, vamos.  
—Precisamente ese ascenso de Badajoz del que hablamos salvó al Xerez de la desaparición. Esa temporada nos llevamos cinco meses sin cobrar y estoy seguro que si no ascendemos en El Vivero el Xerez hubiese terminado desapareciendo porque era mucha la deuda que se arrastraba.
—Lo que pasa es que en aquella época los presidentes se rascaban los bolsillos.       
—Firmaban los presidentes y los directivos los famosos lenguados, es decir firmas letras para buscar dinero que luego en muchos casos ni recuperaban, pero hubo insensatos que llegaron a zarandear a algún presidente cuando estaba perdiendo su dinero y el tiempo de estar con su familia. Eso era amor al club. Lo de ahora es algo totalmente diferente.
—¿Qué sintió cuando el ascenso a Primera?
—Una gran alegría y un recuerdo especial para todos aquellos xerecistas que no pudieron cumplir con su sueño de ver al Xerez, su equipo, en Primera División. 
— Entre ellos algún presidente de su época. ¿Se queda con alguno en especial?
—Con todos, porque todos se portaron muy bien conmigo. Si acaso porque fue el del ascenso y el que me trajo aquí destacaría a Andrés Reyes, pero no puedo citar a ninguno porque todos fueron magníficos en el trato conmigo y los míos.
—¿Y un entrenador?
—Pepe Valera. Fue el que más rendimiento me sacó y el que mejor me entendió.
—¿Y algún compañero?
—Siempre tuve grandes compañeros y tengo muchos amigos por toda España, que me piden que los visite. Ahora no tengo excusas para no ir a sus casas y tendré que ir a echar un rato con ellos. La vida en ese sentido me ha dado muchas satisfacciones.        
—Es un tema valioso.
—Se da la circunstancia de que en una de las reuniones comarcales que hemos tenido en Almonte se ha hablado del tema, porque la hermandad matriz ha firmado un convenio con la Universidad Pablo Olavide de Sevilla para poner en orden y en valor todos los archivos históricos de la misma y quieren que las demás hagamos lo mismo.
—Habla de reuniones, asembleas, ¿va mucho el hermano mayor al Rocío? 
—Va bastante, lo que puede. Este domingo tenemos asamblea general de hermanos mayores.    
— ¿Y la casa cómo está?  
—La casa está, y eso hay que alabárselo a la junta saliente, estupendamente. Hay gente que la cuida y está en perfecto estado de revista  
—¿Cómo está prevista la salida de Jerez? ¿Alguna novedad?
—Nos reunimos la  junta al menos una vez al mes y este año, yo que soy novato, me da un poco de miedo entretenerme, el tema de los horarios. Los fastos los prefiero a la vuelta. Ya hay un grupo de trabajo para ver si hacemos actuaciones especiales para la vuelta.          
—Tanto a la salida como a la vuelta Jerez se vuelva con la Hermandad.
—Estamos en el Pleno de Hermanos Mayores de la Unión de Hermandades y las hermandades de penitencia nos dicen que la Hermandad del Rocío mueve mucho. 
—¿Le hacen caso en el Consejo a las hermandades de Gloria?
—Hay que aspirar a que nos hagan más caso, pero es normal que se preocupen de la Semana Santa, que se vivía con mucha incertidumbre, pero que se ha saldado con un trabajo bien hecho, por lo que no me queda más que felicitar a Pedro Pérez, aunque tengo la sensación que, con la fuerza de las Hermandades, se podrían hacer más cosas. 
—Por ejemplo. 
—No sé, pero yo veo Santiago cerrado y a lo mejor podríamos hacer algo.
es lo que es, pero el soniquete, el ritmo, es diferente en Jerez
—Un Jerez que se ha volcado con usted como antes hablábamos.
—Y no sé por qué. Eso sí, soy una persona muy de mi tierra. Soy así y tengo el privilegio de la la gente me quiere, habrá alguna a la que no le guste y a la que, sin querer, le haya podido hacer daño, aunque lo  dudo, aunque tampoco soy perfecta.
—Y un Jerez que le ha acogido y de donde parece que no se quiere ir.
—Me lo dice mi hija, que me vaya para Los Ángeles, pero no. Mire, he vivido en Italia, en Caracas, en Nueva York, pero yo me quiero quedar en Jerez, en mi tierra, aquí es donde más feliz me encuentro, rodeado de los míos, de mis hermanos, de mis sobrinos, de mis sobrinos nietos. Esa es mi fortuna, estar con mi familia a la que respeto y admiro.
—¿Cuándo la vamos a admirar otra vez en el escenario del Villamarta?
—Ahora mismo te digo que es imposible porque me tengo que cuidar, ya le dije que tengo que cambiar los hábitos de mi vida. Si hago ocho cosas corriendo, ahora tendrá que hacer tres y si llego media  hora antes a los sitios, ahora llegaré en punto. Dentro de unos años, siete u ocho, en un especial para gente mayor no descartado estar. Sería muy bonito estar con 70 ó 80 años sobre el escenario con un espectáculo.  
—Por cierto, si yo quiero donar en Cristina qué tengo que hacer.
—Allí en la unidad móvil hay un médico que  hace un reconocimiento visual, tensión y demás, pero sacan sangre también en unos botes independientes  para analizarlos. La sangre antes de ser utilizada se analiza y se comprueba si el donante está limpio o tiene alguna enfermedad. En este último caso se le llama, se le hacen otros análisis y se le informa.
—Es decir que se le hace un seguimiento al donante.
—Yo decía que ser donante era una forma de saber cómo estaba de salud. Yo era donante habitual cada mes o dos meses dependiendo de si daba plasma, plaquetas o sangre. Si es de sangre el hombre puede donar cada tres meses y la mujer cada cuatro. Si es plaqueta puede hacerlo cada día 20 días aproximadamente.
—Al margen de las salidas de la Unidad Móvil entiendo hay algunos actos concretos como los de la Hermandad de la Borriquita.
—La Borriquita o La Buena Muerta.
—La Buena Muerte es obvio.
—No es obvio. Antes de que yo estuviese en la hermandad, que ya hace años, se hacía la donación y yo mismo iba a donar. Las hermandades se preocupan de sensibilizar a sus hermanos para donar una vez al año.
—¿De dónde surge el donante?
—Creo que de escuchar o de haber tenido algún problema o de venir al Hospital  o porque alguien se lo ha comentado.
—O porque hayan tenido algún problema concreto con un familiar.
—Tampoco son tantos. Normalmente es un ciudadano al que un día le llega un panfleto o una octavilla y por ahí empieza. Son los menos, aunque también los hay, los que vienen arrastrados por un problema familiar.
La charla avanzaba sobre una realidad como es la Hermandad de Donantes de Sangre que ya va para cuarenta años de existencia,. En su momento llegó a coexistir con la de la Cruz Roja aunque finalmente ambas terminaron fusionándose.  Desde la fundación por parte de Ramón Guerrero, recientemente fallecido, “del que hemos seguido sus pasos. Luego se creó el Centro y nos unimos a ellos y les facilitamos toda la información. Antes la Hermandad estaba dentro del Hospital , pero viendo que cada vez se necesitaba más sangre se creó un departamento independiente para que se ocupase en exclusiva de las donaciones” muchos han sido los avatares de una Hermandad  integrada en el tejido social de Jerez..
—Pienso que está integrada, aunque no podemos estar todos los días dando la vara. La gente está sensibilizada con  el hecho de la donación, aunque no tanto como quisiésemos. Hay regiones que tienen más donaciones que nosotros y no es que queramos ser los primeros, como si de una competición deportiva se tratase, pero sí que fuésemos más solidarios, aunque los somos, pero los jerezanos sabemos como somos, y lo sé porque soy jerezano y por ello hay que pinchar mucho, insistir mucho.
—¿Cuánto tiempo le dedica usted a esto?
—Una o dos horas diarias, pero no me importa venir y hacer lo que se necesite y y si hay un día que no puedo aquí están todos dispuestos a echar una mano.
—¿Y la gente viene a donar de forma regular?
—Aquí en el Centro Regional de 10 a 2 por la mañana y de 5 a 8 por la tarde hay un médico y un enfermero que atienden. Igualmente se suele llamar a los donantes habituales cuando faltan plasma o plaquetas. Cuando yo era donante le decía a la enfermera, Gloria, que me llamase porque se me pasaba el tiempo.
—¿Por cuánto tiempo es la presidencia?
—Se elige por cuatro años, aunque cuando me iba a presentar expuse que sería por dos años y que luego ya se vería. Era un modo de presionar para presionar para que siguiesen colaborando.
Uno de esos colaboradores es Pepe Ramos que es quien en estos momentos lleva el coche “lo tenemos desde hace un año y lo consiguió Antonio Morales con una subvención de Cajasol y Diputación, ya que antes íbamos en nuestros coches particulares”. 
Hermenegildo dice que “el Hospital va bien, pero hacen falta más donaciones”

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