Cádiz

El Vaticano honra a Galileo Galilei en el Año de la Astronomía

El Vaticano considera que tras la rehabilitación de Galileo Galilei por Juan Pablo II en 1992 los tiempos ?están maduros? para una nueva revisión de su figura, ?al que la Iglesia desea honrar?, dijo ayer el arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura.

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  • Fue rehabilitado por el Papa Juan Pablo II en 1992
El Vaticano considera que tras la rehabilitación de Galileo Galilei por Juan Pablo II en 1992 los tiempos “están maduros” para una nueva revisión de su figura, “al que la Iglesia desea honrar”, dijo ayer el arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura. 

Ravasi dijo esto durante la presentación de las iniciativas previstas por la Santa Sede durante el Año de la Astronomía y el Congreso Internacional sobre la figura de Galileo Galilei (Pisa 1564-Florencia 1647), que se celebrará en Florencia del 26 al 30 de mayo. 

Ravasi comentó que el Año de la Astronomía, convocado por la ONU para conmemorar los 400 años de los primeros descubrimientos astronómicos, representa para la Santa Sede una importante ocasión de profundización y diálogo sobre la astronomía y la figura del astrónomo toscano. 

“Galileo fue el primer hombre que miró con un telescopio hacia el cielo. Abrió para la humanidad un mundo hasta entonces poco conocido, ampliando los confines de nuestro conocimiento y obligando a releer el libro de la naturaleza bajo una nueva mirada. La Iglesia desea honrar la figura de Galileo, genial innovador e hijo de la Iglesia”, subrayó Ravasi. 

El prelado abogó por una revisión de la figura de Galileo y de todo el Caso Galilei y recordó que ya el Concilio Vaticano II en referencia al científico “deploró ciertos comportamientos mentales, que no faltaron entre los cristianos, derivados de no darse cuenta suficientemente de la legítima autonomía de la ciencia”. 

Ravasi recordó cuando en 1981 Juan Pablo II creó la comisión para examinar el Caso Galileo y subrayó “el coraje” de esa comisión de “reconocer los errores de los jueces de Galileo”, que, incapaces de separar la fe de una cosmología milenaria, creían que la aceptación de la revolución copernicana haría vacilar la tradición católica y por tanto era un deber prohibir esas enseñanzas.

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