El Juzgado de lo Penal número 1 de Huelva acogerá el próximo 22 de enero el juicio contra tres médicos del Hospital Juan Ramón Jiménez imputados tras la muerte por presunta negligencia médica de Ch.L.M., una niña de ocho años de edad que ingresó en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva el 24 de diciembre de 2005 aquejada de una apendicitis y que falleció tres días después a causa de una mortal infección.
Por estos hechos, según han informado a Europa Press fuentes judiciales, la Fiscalía le imputa a estos tres profesionales sanitarios --en un principio eran cuatro pero uno de ellos ya ha fallecido-- un delito de homicidio por imprudencia profesional, por el que pide cuatro años de prisión para cada uno, la inhabilitación especial para ejercer su profesión durante seis años y una indemnización de 200.000 euros para los padres de la menor fallecida, con responsabilidad civil de la compañía aseguradora y del Servicio Andaluz de Salud (SAS).
Cuando sucedieron los hechos, en diciembre de 2005, la familia de la niña presentó una denuncia en los juzgados con el fin de que se investigara esta presunta negligencia en la muerte de la menor, que ingresó el 24 de diciembre aquejada de una apendicitis y falleció tres días después a causa de una mortal infección.
En esas fechas, en declaraciones a Europa Press, la madre de la menor, Elena Masera, lamentó que, a pesar de que su hija "se quejaba de fuertes dolores en la tripa y tenía fiebres muy altas tras una operación de apendicitis que los médicos calificaron de normal, los facultativos no hicieron nada por determinar el origen de estos síntomas, que desembocaron en su muerte".
La madre de la pequeña comentó que, a pesar de su intranquilidad y de su llamada a los médicos, "éstos insistían en que se trataba de un cuadro médico normal de un postoperatorio, que se había visto agravado por una gastroenteritis, sin que le hicieran ningún tipo de pruebas, a pesar de que se pasaban a ver a la niña a la habitación".
Esta situación se fue agravando, según apuntó Masera, hasta el día 27 por la mañana, cuando "después de dos noches sin dormir por los fuertes dolores y a pesar de los calmantes que le habían puesto, la pequeña amaneció morada y muy débil, por lo que fue trasladada de urgencia a la UCI, donde murió horas más tarde sin que los médicos pudieran hacer nada por reanimarla de una parada cardiaca originada por la infección".
La madre de la menor apuntó que los médicos le dijeron que la afección de la pequeña había derivado en una peritonitis que había infectado a la niña, de forma que "la inflamación que presentaba en la tripa se debía al pus de la infección".
En este sentido, Elena Masera justificó la denuncia presentada argumentando que "una simple radiografía para determinar el origen de la fiebre y las dolencias habría salvado la vida de mi hija" y añadió que, "si los médicos consideraron que esta reacción podría darse, no entiendo cómo no se controló el proceso de recuperación de mi hija, máxime cuando presentaba unos síntomas que se iban agravando y de los que tuvieron constancia en todo momento".
HUELGA DE HAMBRE
Cabe recordar que el pasado 24 de diciembre, coincidiendo con el sexto aniversario de la niña, la madre de la pequeña comenzó una huelga de hambre acampada en la puerta de la Audiencia Provincial de Huelva para reclamar una fecha a este juicio al entender que "habían pasado muchos años sin saber nada del caso", una huelga que abandonó ese mismo día tras recibir la visita del juez decano de Huelva, José Manuel Borrero, y se comprometiera a "hacer lo posible" por "agilizar" dicho procedimiento, que, a su juicio, acumulaba un "retraso excesivo".
Por otro lado, el pasado mes de octubre, un juzgado de Huelva condenó a Elena Masera a pagar una multa de 150 euros por una falta de lesiones y otra de 100 euros por una falta de amenazas, así como al pago de una indemnización de 264 euros a una celadora del citado centro que la denunció por los hechos. Una situación que lamentó Masera porque "para esto sí se da prisa la justicia y para el caso de mi hija no".
Según reza en esta sentencia, se declara probado que el día 13 de diciembre de 2006 sobre las 19,30 horas los denunciantes se encontraban prestando servicios profesionales en el Hospital Juan Ramón Jiménez, cuando se personó la denunciada, llamó a la puerta y le abrió la celadora, la cual le dijo que allí no podía estar, respondiendo Masera "de manera violenta dándole una torta en la cara y un golpe en el codo". Por todo ello, tuvo que salir en su auxilio el otro denunciante, que intentó tranquilizar a Masera, la que le dijo que eran "unos asesinos que habían matado a su hija".
Por su parte, la denunciada explicó en el juicio que "ese día se personó en el hospital y que llevaba una cestita de bombones con una carta en alusión a los bombones que su hija no se pudo comer y que pensaba irónicamente felicitar al personal sanitario, momento en el que perdió los papeles y tiró la cesta". Del mismo modo, explicó que lo quería era "hacer algo sutil, pero no violento y todo ello como consecuencia del fallecimiento el año anterior de su hija por una negligencia médica".