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Jaén

Manuel Alfonso Torres: “Hay que sacarle las tripas al enfermo para ver qué le pasa”

Desde el pasado 23 de abril es el presidente de la Confederación de Empresarios y tiene claro que lo que hay que hacer para salir de la situación que atraviesa la provincia y el resto del país es trabajar y alcanzar acuerdos

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  • Manuel Alfonso Torres -

Se le entiende todo lo que dice. Quiere que se le entienda, habla claro y evita los circunsloquios. Algo más de un mes después de asumir la presidencia de la Confederación de Empresarios de Jaén (CEJ), Manuel Alfonso Torres ya ha entablado contacto con los sindicatos, el Ayuntamiento de Jaén y mantiene reuniones sectoriales con los empresarios para dar un giro a la difícil situación que vive la provincia de Jaén. Quiere reanimar al enfermo antes de que entre en parada cardiorespiratoria.

¿Se ha encontrado alguna sorpresa a su llegada?
–No, realmente. Bueno, sí, alguna positiva, porque muchas empresas se han acercado a la CEJ para formar parte de ella, algunas muy importantes de la provincia del sector de la banca o el sanitario.


¿Porqué antes no estaban?
–Tal vez no se le había dado el sitio. No lo sé. O tal vez antes no lo necesitaran. En épocas de bonanza es fácil caminar en solitario, pero ahora organismos como la Confederación de Empresarios deben tener un papel mediador muy importante y en eso estamos.


Un trabajo de comercial, ¿no?
–Pues sí, más o menos. Hay muchos asuntos enquistados en esta provincia y hay que comenzar a buscar soluciones.


Su primera comparecencia fue para apoyar a los empresarios del parque empresarial Nuevo Jaén, ¿ha habido algún avance tras su reunión con el alcalde?
–Creo que hay voluntad. Las peticiones de los empresarios del parque empresarial son muy claras y van encaminadas a abrir ese suelo a actividades que no sean meramente industriales en un ejercicio de sensatez ante la situación que atraviesa el país. Y por supuesto, contar con los mismos servicios que tienen otros enclaves similares de la ciudad  o la provincia. Esta misma semana tendremos una reunión con el alcalde para conocer el nuevo PGOU y allí tendremos la oportunidad de ver en qué se ha avanzado.


Recientemente dijo que los partidos políticos habían perdido un tiempo precioso y recelaba de que pudieran aportar soluciones para salir de la crisis. ¿Qué cree que hay que hacer ahora?
–Los intereses políticos de unos y otros partidos, que no paran de tirarse los trastos a la cabeza han hecho que el enfermo esté en la UVI. Esta silla tenía tres patas, las administraciones, los trabajadores (sindicatos) y la patronal (empresarios). Si una de ellas se rompe o no cumple su función las otras dos deberán engordar.


¿Patronal y sindicatos están condenados a entenderse?
–Es primordial. Si me permite seguir con el símil quirúrgico (bromea), hay que poner al enfermo en la mesa de operaciones y sacarle las tripas para ver qué tiene. Por mi parte no va a quedar; yo quiero ver qué es lo que se puede hacer y qué no.


¿Está hablando de negociación?
–Claro. No puede haber convenios cerrados simplemente porque no hablan. Hay que sentarse para alcanzar acuerdos. Para el empresario el convenio colectivo es una herramienta fundamental; tanto como para el trabajador.


Por lo tanto, ¿ habrá acuerdos en aquellos sectores pendientes de renovar el convenio colectivo?
–Ya los está habiendo, recientemente en la limpieza.


Usted pertenece al sector oleícola, ¿cómo cree que acabará la negociación de la PAC?
–El problema de la Política Agraria Común es que debe replantearse su fin último, que no era otro que fijar a la población al medio rural. Nadie puede vivir con 750 euros por hectárea. ¿Qué hace un agricultor que tiene dos hectáreas? Yo estoy convencido de que finalmente habrá flexibilidad con el sector del aceite de oliva, ya que las consecuencias de un contratiempo en el cultivo leñoso no son  las mismas que en el hortofrutícola.


¿Qué quiere decir?
–Quiero decir que finalmente Bruselas destinará un fijo para España y será aquí donde haya que partir el melón y el reparto no puede ser igual porque todos los cultivos no son iguales. n

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