El Jueves

El rey de los gatos

Escuché una vez que traer a un hijo al mundo tal como están las cosas, era una tremenda irresponsabilidad. La frase no puede ser más absurda, bajo mi punto de vista, pues un hijo suele ser en la mayor parte de los casos, la alegría no solo de un hogar, sino de toda una familia.

Escuché una vez, no recuerdo ni a quién ni dónde, que traer a un hijo al mundo tal como están las cosas, era una tremenda irresponsabilidad. La frase, como comprenderán, no puede ser más absurda, bajo mi punto de vista, pues un hijo suele ser en la mayor parte de los casos, la alegría no solo de un hogar, sino de toda una familia que se precie de serlo.

También a los allegados y amigos nos produce motivo de satisfacción y júbilo, sobre todo llegados a ciertas edades de madurez y por qué no decirlo, en los casos de ausencia de infantes a los que colmar de caprichos.

Se anuncia la llegada de un nuevo ser y parece como que formamos un círculo, a la espera de que la nueva criatura se sitúe en medio de todos para decirnos “ya estoy aquí. Ahora, cuídenme”. Descontamos días de viaje de la cigüeña para que llegue y pedimos que el tren de París no traiga retraso. Nos queda que soportar un largo invierno y una primavera, para que el verano nos traiga el calor idéntico al abrazo que ya guardamos para ti.

Entra dentro del juego de la ilusión esa espera apasionada para saber qué nos traes debajo del brazo. Este (o esta al que me refiero) trae un libro por escribir.

Un libro en el que procuraremos escribir sólo cosas buenas y dulces. Un libro sin tachaduras ni enmiendas, corregido por tita Rosa y maquetado por las manos de tita Espe; y en el que mamá va a crear la mejor portada que jamás nadie imagine. Un libro plagado de jirones de alegrías.

Sabor de puro néctar será tu nacimiento, allá cuando la Feria del Caballo de 2014 sea un cercano recuerdo y las temperaturas de Andalucía comiencen a subir en el termómetro, haciéndonos buscar la costa de Cádiz para refrescar las noches.

Hoy eres ya simiente del mejor bocoy que la propia naturaleza pueda crear, que no es otro que el vientre de una mujer. Y a pesar de tener solo una crianza en barrica de nueve meses, me consta que serás de la mejor solera. Porque tus padres sólo pueden crear eso: el mejor vino nacido del amor.

Parece mentira, pero ahora que nos preparamos para la venida de El que todo lo puede, comienzas a aparecer tú en nuestras vidas. Será que, como siempre, Dios nos escribe derecho con renglones derechamente torcidos. O quizás sea más fácil y obedezca todo a que una corte de felinos reclamaba ya, de una vez por todas, tener un rey. O una reina. Ese (o esa) serás tú.

Aquí estamos dispuestos a esperarte, gatos incluidos. No te tardes. Ya te estamos echando de menos. Y esto no será para nada comparable con lo que te vamos a querer.

Bienvenid@ a la vida.
 

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