El Jueves

Postureo etarra

Ha dicho muy acertadamente la señora Cospedal que todo esto de la entrega de las armas de ETA (risas de fondo) ha sido “un mal sainete con actores relativamente bien pagados y algunos artistas invitados como Urkullu, que han hecho papeles lamentables”.

Fíjense ustedes que uno pensaba esta semana brindarle unas palabras a Andalucía en la víspera de su 28-F y resulta que no va a poder ser. No crean que lo que viene a continuación tendrá algo que ver con el debate del estado de la nación que viene celebrándose en el Congreso de los Diputados; de las tristes noticias de los inmigrantes que esperan alcanzar la tierra prometida (¿prometida por quién?); o de las amargas trifulcas que se producen en el este europeo. No, ustedes ya han imaginado que no a raíz del título que han leído. No se trata de nada de esto.

Mucho me gustaría poder hablar de Andalucía desde la óptica de esos personajes que nos dejaron tantos entremeses y situaciones teatrales más que simpáticas y que tanto nos han hecho y nos hacen reír: los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero. Pero estos días les han salido unos competidores que, a pesar de la espléndida interpretación, no les llegan ni a la altura de los tobillos: los verificadores.

Ha dicho muy acertadamente la señora Cospedal que todo esto de la entrega de las armas de ETA (risas de fondo) ha sido “un mal sainete con actores relativamente bien pagados y algunos artistas invitados como Urkullu, que han hecho francamente unos papeles lamentables”. Por una vez y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con esta dama.

Poco hay que contar, porque ustedes lo han visto igual que yo: una mesa con alguna que otra arma, un puñado de balas y unos explosivos (muchas más risas). Si este es todo el arsenal de la banda armada llego ya a la carcajada. Una risa de humor negro y cruel, como todo lo que suene a terrorismo. Risa absolutamente fuera de lugar y de contexto; risa triste que seguro acaba en llanto.

Pero se me antoja una reflexión que comparto: lo peor de todo es qué habrán pensado de nosotros más allá de nuestras fronteras, en aquellos lugares donde históricamente han considerado las acciones de ETA como “acciones políticas” derivadas de un estado opresor como el español; donde los presos de la banda armada han tenido consideración de “presos políticos”. Pensarán que esta mentira comunicativa urdida durante años por los asesinos de ETA es cierta: con semejante “arsenal” poco se puede combatir a todo un estado.

Me apena enormemente que nuestros representantes no se rebelen con más ímpetu contra este sainete de mal gusto que han protagonizado estos mediadores. Mucho me temo que bajo sus capuchas los asesinos de ETA sí que se estarán partiendo de risa.

Como si hubiera sido cosa de los Álvarez Quintero. Pero con más malaje…

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