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La sombra de las ‘primas’

El cuadro bético será uno de los jueces en las últimas dos jornadas para decidir los puestos de descenso

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  • ¿Habrá maletín de por medio? -

Ya se conoce que en el fútbol hay más cosas detrás de lo evidenciable. Cuando la pelota te juega malas pasadas y los objetivos no se terminan de lograr por méritos propios, se buscan ‘aliados’ en el exterior mediante el pago de incentivos extras como contraprestación.

Las denominadas presuntas ‘primas’ a terceros han estado siempre en el orden del día a medida que se acerca el momento clave para muchos equipos. En el punto de mira por encima de cualquier otro club de Primera está desde el pasado domingo en el ojo del huracán en este aspecto.

A falta de dos jornadas para que finalice el campeonato, el conjunto bético se ha convertido en uno de los jueces de la Liga en lo que a la permanencia de la categoría se refiere, pues los dos enfrentamientos que habrán de disputar los de Calderón, atañan a dos implicados en la lucha por no descender a Segunda División.

De esta forma, los heliopolitanos recibirán esta semana en el Benito Villamarín al Valladolid en horario ya unificado y desplazarse hasta Pamplona en la última jornada de competición para dirimir su choque ante Osasuna.

Pucelanos y navarros, ocupan las dos plazas precedentes a la que ostenta el Betis en la tabla clasificatoria, por lo que se juegan el todo por el todo contra los verdiblancos.

Pendientes de estos dos encuentros estarán como no podían ser de otra manera hasta cuatro equipos. Getafe, Almería, Granada y Elche en orden ascendente necesitarán que sus inmediatos perseguidores no sumen tres puntos que les complicarían la existencia en la máxima categoría.

Y es aquí, donde la leyenda urbana de los supuestos ‘maletines’ cobra más fuerza que nunca. No obstante, en el caso particular de la entidad vallisoletana, se halla en el beticismo una cierta sed de venganza deportiva a raíz del último descenso del Betis allá por el año 2009, tras un fatídico empate que supuso el segundazo. Ello, amén de la tan manida dignidad, deberá ser aliciente para una plantilla sin motivación alguna.

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