Un sol radiante recibió ayer la salida de la cofradía de ‘Los Estudiantes’. Fue un Lunes Santo luminoso que llenó las calles de la capital y especialmente la Plaza de la Merced de devotos llegados no solo de distintos puntos de la provincia sino de fuera de ella.
A las cinco de la tarde, entre el chisteo de los presentes, hacía su aparición la cruz de guía de la hermandad y entonces, junto al silencio, a veces roto por los murmullos de los cientos de personas que llevaban horas esperando, comenzó la salida ya imparable de la comitiva procesional. Un cuarto de hora después, salía llevado por primera vez a costal, el Santísimo Cristo de las Misericordias, llamado el Cristo del Bambú. Obra anónima fechada entre 1570 y 1575, a caballo entre el final del renacimiento y el barroco andaluz, y acompañado por la banda de cornetas y tambores “Santísimo Cristo de la Expiración.
La imagen fue girando poco a poco, como echando una mirada a todos aquellos que esperaban contemplarle hasta tomar la calle Merced Alta y seguir el mismo recorrido que el año anterior. Frente a Jesús, Cantón de Jesús, Carrera de Jesús, Almenas, Muñoz Garnica, Plaza de San Ildefonso, Reja de la Capilla, Capitán Aranda Baja, Teodoro Calvache, Cuatro Torres, Plaza de la Constitución, Bernabé Soriano, Plaza de San Francisco, Campanas, Maestra, Madre de Dios, Almendros Aguilar, Plaza de La Merced. Un recorrido que ofrece imágenes de gran belleza en su paso por los cantones, en cualquier lugar de la Plaza de la Constitución hasta el final de la carrera oficial, en su vuelta desde la calle Maestra, donde la cofradía es acompañada de gran número de fieles por las estrechas calles o su majestuoso paso junto al Arco de San Lorenzo, antes de recorrer los últimos pasos hasta su parroquia.
Las canciones de la Tuna Universitaria anunciaron la presencia de la imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas, al tiempo que tímidamente el palio cruzaba el umbral de la Merced. Chisteos, silencio, aplausos y más canciones de una tuna que tantas veces se ha quedado muda por la lluvia, pero que ayer disfrutó cantándole "Virgen de Amor", "Jaenera Salerosa" y "Flor Marchita".
El paso de palio, portado por 30 costaleros, lució el bordado de sus faldones, obra de Javier García y Martín Suárez, estrenado el pasado año. Un paso que además lleva en el frontal un relicario de San Francisco y Santa Clara de Asís, ya que la cofradía ha sido distinguida con el título de “franciscana”. Entre mecidas, cantos y aplausos, atravesó la plaza y se adentró por la calle Merced Alta que fue dedicada en 2014 a ella. Durante su recorrido estuvo acompañada por la Asociación Musical Pedro Morales de Lopera. Por segundo año sí pudo ser, y tanto los alrededor de 900 cofrades con los que cuenta la cofradía, como el hermano mayor, Juan Carlos Moreno, pudieron saborear la estación de penitencia.
