Jaén

Puertas abiertas al Calvario

La ermita del siglo XVIII, declarada Bien de Interés Cultural, se abrió ayer al público durante unas horas gracias al impulso de la Asociación de Amigos

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  • Visitantes en la ermita, ayer -

Fueron tan sólo dos horas, pero fue el tiempo suficiente para reivindicar la apertura de uno de los bienes patrimoniales más desconocidos de la ciudad de Jaén. La ermita del Calvario, ubicada en un pequeña altozano del Camino las Cruces, frente al viejo cementerio de San Eufrasio, abrió  ayer sus puertas durante un par de horas al público. No fue con ocasión de ningún tipo de celebración religiosa (la ermita está adscrita a la parroquia de Belén y San Roque) sino para mostrar al público las mejoras introducidas en un templo que desde hace años está cerrado al culto.
Gracias al impulso recibido de la Asociación Amigos de la Ermita del Calvario, y de otros feligreses de forma anónima, este pequeño templo luce en todo su esplendor  el rico patrimonio que atesora. Se trata de una pequeña construcción del siglo XVIII (fue construida hacia 1726) que es propiedad de la venerable Orden de San Francisco de Asís y fue construida hacia 1726. Se encuentra enclavada en una finca que en su día fue cedida por el que fuera abogado y concejal en el Ayuntamiento de Jaén Felipe Oya Rodríguez.
En el año 1997 este templo fue incluido en el Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía, en su calidad de Bien de Interés Cultural (BIC). Esta figura de protección, que le obliga a abrir al público al menos un día a la semana (ahora solo es posible hacerlo mediante cita previa en la parroquia de Belén y San Roque) se justifica en su valor arquitectónico. Destacan sobremanera las tres cruces de piedra del presbiterio, en particular la central, con la imagen del Crucificado a tamaño natural. También conserva una colección de exvotos fechados entre 1821 y 1886.
En la web de la Asociación de Amigos de la Ermita se destaca que la entrada al templo la compone una excelente reja de hierro forjado, posiblemente del siglo XVIII, que permite ver perfectamente todo el interior. Está decorada con profusión y entre sus detalles ornamentales destacan dos extraordinarias figuras humanas de un metro de altura, colocadas a ambos lados de la reja. En lenguaje arquitectónico se definen como Cariátides  (la figura femenina de la izquierda) y Atlante (figura masculina de la derecha).
La fábrica de la ermita es pequeña, rectangular (16 x 7,30 metros), con bóveda de cañón y amplio presbiterio cubierto con media naranja, separado de la nave por un arco con reja. En este espacio hay tres amplias capillas laterales, resaltando la media naranja en el centro, bajo la cúpula hay tres cruces de piedra, escenificación del Calvario. Es un edificio con dos cuerpos de piedra labrada, más alto el segundo que el primero, con una puerta amplia, de arco de medio punto, cerrada por una reja. Por la parte interior cubren los dos cuerpos, dos bóvedas esféricas rebajadas, el segundo dedicado a camarín. Su construcción debió realizarse en la segunda mitad del siglo XVIII, sobre alguna otra pequeña ermita anterior de mediados del siglo XVII, que se construiría a raíz de la fama de santidad que adquirió el lugar por las periódicas misas y exorcismos que se hacían allí contra las plagas del campo.

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