El Jueves

No, no y no

Este ha sido el verano del NO. El verano en el que el vocablo de la negación ha sido el protagonista en las tertulias políticas, titulares de prensa...

Este ha sido el verano del NO. El verano en el que el vocablo de la negación ha sido el protagonista en las tertulias políticas, titulares de prensa, conversaciones de bares e incluso en los memes de las redes sociales, que ante la desesperación que tenemos los españoles por seguir sin gobierno, hemos optado por tomar un poco de aire fresco y bromear con la cabezonería de Pedro Sánchez.

También ha sido el NO, enmarcado dentro de la frase “No es no”, que se ha oído en las fiestas de San Fermín, para evitar en la medida de lo posible los abusos de carácter deshonestos. Aunque esta estrategia no ha evitado que cinco salvajes cometieran una violación en grupo, compartiendo incluso su “hazaña” a través de mensajes de móvil con el resto de sus amigos. Absolutamente deleznable, como podrán imaginar.
Y ahora, que ya estamos metidos en materia después del tiempo estival, a pesar de que el calor nos sigue acompañando, es el momento de seguir diciendo NO, aunque desde un lugar distinto a la tribuna del Congreso de los Diputados.

NO podemos continuar con el parón institucional que tenemos en España. Es necesario que las posturas cedan, fundamentalmente la del partido socialista, para qué engañarnos. Si los barones del PSOE, esos que usted y yo conocemos y que sí tienen altura de miras con una visión de la política que va un poco más allá, no ponen remedio a esta situación, nuestro camino de nuevo hacia las urnas será una realidad mayor de la que tenemos ahora mismo.

NO podemos consentir tener de nuevo que sacar de nuestros bolsillos, del suyo y del mío, la cantidad de euros que nos cuestan unas elecciones.

NO podemos admitir que la economía de este país, que comenzaba a despuntar, vuelva a sumirse en números negativos o que Europa comience a pensar en sancionarnos por no cumplir con nuestras obligaciones comunitarias.

NO, esto no podemos consentir que esto siga así, mientras que el paro empieza a remontar y Su Señorías cobran lo que cobran para tener paralizado el país.

Así no vamos a ningún sitio. El único camino que nos marcan nuestros políticos es el de las urnas, algo a lo que los españoles no debemos someternos de nuevo. O esto se arregla o la cena de Navidad será bastante más amarga de lo que nos suponemos. Aunque queda un resquicio por donde escaparnos: que las próximas elecciones (que las habrá, no tengan duda) se celebren una semana antes de lo previsto, o sea el 18 de diciembre, que no es otro que el día de la Esperanza.
Y dicen que la Esperanza es lo último que se pierde.

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