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España

La Policía impide con violencia una nueva protesta opositora

Varios centenares de personas trataron ayer de manifestarse frente a la sede del Parlamento iraní, pese a que la represión oficial, unida a la ausencia física de los líderes y a la guerra de desinformación, ha reducido la capacidad de maniobra de la oposición iraní.

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  • Iraníes residentes en Bélgica participaron ayer en una protesta contra los resultados electorales en Irán. -
Varios centenares de personas trataron ayer de manifestarse frente a la sede del Parlamento iraní, pese a que la represión oficial, unida a la ausencia física de los líderes y a la guerra de desinformación, ha reducido la capacidad de maniobra de la oposición iraní.

La marcha había sido convocada a través de un comunicado divulgado en internet, vía correo electrónico, en nombre del principal líder de la oposición, Mir Husein Musaví, quien no aparece en público desde que el pasado viernes asistiera al sermón junto al líder supremo de la Revolución, ayatolá Ali Jameneí.

Incluso se anunciaba su presencia en la misma acompañado por su esposa, Zahra Raharnavad, convertida durante la campaña en una de las estrellas de estas controvertidas elecciones.

Sin embargo, casi al mismo tiempo, en la página web del aspirante derrotado se advertía a sus seguidores de que la concentración no estaba respalda por Musaví.

Además, se negaba que el citado sitio internet hubiera caído en manos de grupos piratas informáticos, como habían informado la prensa local.

Aún así, cerca de medio millar de personas intentaron ayer reunirse frente al Parlamento iraní, en el centro-sur de Teherán, para manifestar, por décimo día consecutivo, su desacuerdo con los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 12 de junio.

Allí les esperaban miles de efectivos antidisturbios y grupos de milicianos islámicos basij armados con palos y barras de hierro, que no dudaron en emplear gases lacrimógenos para dispersar a los congregados, explicaron a Efe testigos.

Los mismos testigos indicaron que los manifestantes levantaron las manos haciendo el signo de la victoria con los dedos y clamaron “Alahu Akbar” (“Dios es el más grande”), el grito que espoleó la revolución en 1979.
El grito, como cada noche, resonó con fuerza dos horas después de caer el sol en todo Teherán.

Mientras la presión en el interior no cesa, Irán mantiene sus alegaciones de complot contra países occidentales, en especial contra EEUU y el Reino Unido, a los que acusa de urdir una trama para propiciar lo que denomina como una “revolución de terciopelo”.

El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manoucher Mottaki, confirmó ayer la expulsión de dos diplomáticos británicos y dio a entender que su país planea rebajar el estatus de sus relaciones con Londres.

El líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Ali Jameneí, volvió a respaldar la polémica victoria electoral del presidente Mahmud Ahmadineyad y subrayó que el régimen “no cederá a las presiones” populares.

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