Una mesa para el tranvía

Una vez más la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Jaén en enfrentan de forma encarnizada por un asunto, en este caso muy importante, como es el tranvía, que los divide desde hace ya siete años, argumentando y lanzando sus proclamas y razones a través de los medios de comunicación. Un juego, no cabe duda, tan viejo como la misma política contemporánea, pero tan ineficaz históricamente que alimenta el hastío de los ciudadanos. En apenas un mes hemos pasado de tener un acuerdo beneficioso para todos, para la ciudad en fin, a enterrar el tranvía más profundo de lo que lo estaba ya sin que las partes implicadas se hayan visto las caras para resolver los problemas que ahoga a la ciudad. El tranvía precisa ahora, en pocos meses, de una solución dialogada y de un acuerdo en el que ambas administraciones tengan la responsabilidad de zanjar de una vez por todas el asunto. Si son necesarios nuevos interlocutores en la partida, que se designen, porque la agresiva escalada de reproches de los últimos días no lleva más que a la crispación y se traslada a otros asuntos también importantes para el futuro de la ciudad. Aquí cada palo tiene que aguantar su vela y para eso habrá que establecer qué vela corresponde a cada uno, porque en todo este conflicto, hay un término medio que terminará por imponerse. Pero debe hacerse ya.