Jerez

Un gozo finito que vive ya su plenitud

Las cinco cofradías del Martes Santo disfrutaron de una tarde y noche espléndidas

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El Cristo del Amor

La Clemencia

Humildad y Paciencia

Jesús Cautivo

El Cristo del Amor

La Defensión

Los Judíos de San Mateo

La Virgen del Desconsuelo

Los programas de mano que hace apenas unos días olían a tinta de imprenta acumulan ya dobleces y demás señales de uso repetido y las a menudo solitarias calles del Jerez intramuros se han convertido ya en escenario de una suerte de teatro en el que se hace difícil diferenciar entre público y actores, pero en el que en definitiva todo el mundo hace propio una parte del guión. El Martes Santo conciencia del carácter finito de la semana más corta y larga del año. 

La jornada procesional se abre en el polígono de San Benito, allí donde hace apenas unos años pocos pensaban que una cofradía pudiera echarse a la calle con la pretensión de llevar a la Catedral a sus imágenes titulares. La Hermandad de la Clemencia ha convertido en ordinario lo que no hace tanto tiempo apenas podía imaginarse. Sus blancos nazarenos tomaron camino del centro a las cuatro de la tarde, bañados por un sol radiante que por segundo día consecutivo constituyó todo un bálsamo a tantas semanas grises. Ayer incluso repuntó la temperatura no ya sólo durante la tarde, sino también a lo largo de una noche realmente agradable.

La Clemencia es la más veterana de las hermandades que han surgido en Jerez en el último cuarto de siglo y quizá por eso tiene ya hechuras de cofradía de las de toda la vida. Bajo esos antifaces blancos se esconden ya recuerdos de toda una vida, de pequeños que comenzaron saliendo a la calle como monaguillos y hoy ofrecen a sus titulares la luz de sus cirios desde los últimos tramos del cortejo nazareno.

 

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La cofradía del polígono de San Benito ha crecido ya tanto que tiene agrupación musical propia, encargada de ofrecer sus sones al Cristo de la Clemencia en el recorrido que le lleva hasta la Catedral. Luego ya vendría el Despojado de Jaén, que impartiría magisterio por el centro de la ciudad y en el regreso al barrio.

María Santísima de la Salud y Esperanza bajo palio constituyó el año pasado la gran novedad de la Semana Santa. Ayer se presentó en la calle con su respiradero delantero ya finalizado. Parecía imposible que un paso de palio llamara la atención en una Semana Santa que presume de ofrecer conjuntos sobresalientes. La Clemencia lo ha conseguido. La Virgen de Salud y Esperanza contó con el acompañamiento de la Banda de Música Maestro Dueñas, de El Puerto de Santa María. Eduardo Biedma ejerció de capataz general de la cofradía.

Apenas unos minutos antes de las cinco de la tarde se abrían las puertas de la iglesia de la Trinidad, en la plaza de las Angustias. De allí partió una cofradía joven con alma centenaria. La Hermandad de Humildad y Paciencia hunde sus raíces en el pasado y muestra formas clásicas en la calle. La cofradía recuperó para el culto público una imagen de principios del siglo XVII atribuida a Francisco de Villegas, titular de la extinguida Hermandad de San Antón. El paso estrenó ayer la culminación del frontal de la canastilla, un trabajo que está siendo realizado por David Medina, que se aparta de lo acostumbrado y que ya empieza a llamar poderosamente la atención.

 

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La música de capilla precede el caminar de la cuadrilla de costaleros que comanda Ezequiel Simancas. No estamos ante una cofradía que se mueva al amparo de una masa, sino ante una de esas corporaciones que en algunos momentos de su recorrido puede disfrutarse casi en completa soledad. Hermoso fue el paso de esta hermandad por las entrañas del barrio de San Pedro, con el sol del Martes Santo todavía en plenitud.

Todo un contraste con lo que ocurre prácticamente en paralelo en el barrio de San Mateo, que vive su momento álgido del año cuando las puertas del histórico templo se abren de par en par para que el denso cortejo de nazarenos rojinegros de la Hermandad del Desconsuelo desemboque en la empedrada plaza y busque la Ronda del Caracol por la antigua calle Almendrillo. Lo primero que llamó la atención fue la prestancia de una cruz de guía que ha sido restaurada por Antonio García Falla, y que ayer lució tal cual saliera del taller de Gabella Baeza en la década de los sesenta del siglo pasaso. Además, el orfebre jerezano ha restaurado el juego de faroles, incorporando dos nuevas piezas.

 

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 La masa enmudece cuando intuye la presencia del paso de misterio del Señor de las Penas y estalla en júbilo cuando es saludado por los sones de la Agrupación Musical de la Sentencia. No faltan las saetas ni los aplausos. Resulta casi imposible imaginar la Semana Santa de Jerez sin un momento como este.

San Mateo recobra la plenitud que perdió con el paso del tiempo. Hasta las piedras parecen ahora más vivas que nunca. Con el paso de misterio buscando la basílica de la Merced -encuentro especial el de ayer por el octavo centenario de la orden que custodia a la patrona- empezaron a hacerse presentes en la calle los últimos tramos nazarenos. El paso de palio de María Santísima del Desconsuelo es de los que pesan..., pero no por los kilos que reparte entre sus trabajaderas, sino por su excelencia artística y su historia.

La Virgen del Desconsuelo establece un hermoso diálogo con San Juan en la calle de la Amargura. Parece imposible que el dolor inspire tanta belleza. Lo lograron los artistas del barroco y en este caso Ignacio López hace ya más de trescientos años. La Banda Municipal de Música de Rota fue la encargada de completar esta obra de arte que es el paso de palio del Desconsuelo en la calle. Alejandro Soto y Eduardo Torné ejercieron como capataces de los dos pasos de la cofradía.

A las seis menos cuarto de la tarde inició su salida la Hermandad del Amor, con capilla propia en la collación de San Juan. A los nazarenos blancos de La Clemencia y Humildad y Paciencia se sumaron entonces estos otros de color igualmente inmaculado cuyo antifaz es rematado por la cruz de San Juan. Hace ya casi treinta años que esta cofradía empezó a reinventarse en una pequeña capilla que se ha convertido con el paso del tiempo en santuario para el Cristo del Amor, la Virgen de los Remedios y el Señor Cautivo. Los metros cuadrados -a veces- son inversamente proporcionales al valor de lo que cobijan.

 

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Los nazarenos parten del cercano monasterio de Santa María de Gracia y parecen mirar de reojo al interior de la capilla cuando avanzan camino de la revuelta de San Juan. El paso del Cautivo estrenó ayer nuevos trabajos de dorado y contó con el acompañamiento de la Agrupación Musical San Juan, que celebra su 40 aniversario. Jacinto Gutiérrez y David Grilo fueron los encargados de dirigir a la cuadrilla costalera. Detras, el paso del Cristo del Amor y la Virgen de los Remedios, que ayer estrenó la presencia de la Banda de Cornetas y Tambores de la Coronación de Córdoba.

La Hermandad de la Defensión fue la última en salir a la calle, a las seis y media de la tarde. La cofradía ha sobrevivido al desmantelamiento castrense de las últimas décadas. Conserva su vinculación al ejército, pero ha estrechado lazos con el colegio de la Compañía de María. Eso se nota en el cortejo y sobre todo en su pujanza. Asistir al caminar del crucificado de Esteve Bonet con la banda sonora que le ofrece la Centuria Macarena es una de las estampas más sobresalientes de la Semana Santa de Jerez.

 

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Detrás viene el palio de María Santísima de la O, acompañada de la Banda de Música de la Soledad de Cantillana. Martín Gómez y Manuel Jesús Elena dirigen los pasos. De hondo sabor cofradiero fue su paso por la calle Gaitán ya de regreso al templo, donde marchas como 'Soleá, dame la mano' o 'Jesús de las Penas' remarcaron la serena belleza de esta dolorosa. No cabe más elegancia para abrochar una jornada de martes que empieza a concienciar del carácter finito de una semana que ayer alcanzó su plenitud.  

 

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