Una foto muy importante de lo que sucede en la convalecencia de los enfermos de COVID-19 se obtendrá de una investigación sobre lesiones pulmonares en estos pacientes, cuyo fin es saber si presentan como secuela un mayor grado de fibrosis pulmonar o una mayor alteración en pruebas de función respiratoria.
Siete centros hospitalarios españoles, entre ellos el Hospital de Valdecilla, participan en este proyecto, liderados por el médico adjunto del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital San Pedro de Logroño, José Ramón Blanco, quien ha explicado a Efe que su deseo es obtener resultados fiables y reproducibles a partir de noviembre próximo.
"Queremos ver qué secuelas ha dejado la COVID-19 a nivel pulmonar", ha dicho, "saber si la infección y todo lo que conlleva sigue estando presente en las personas que se han curado y están convalecientes" y "si, de alguna forma, está lesionando un órgano tan vital como es el pulmón, afectando a su capacidad respiratoria y a su calidad de vida".
El también responsable de la Unidad de Inflamación y Envejecimiento del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) ha añadido que esta enfermedad daña el tejido pulmonar e impide su correcto funcionamiento por los cambios inflamatorios y lesiones cicatriciales derivadas de su patología.
Para ello, se analizará a unos sesenta pacientes de los Hospitales San Pedro, de Logroño; de Valdecilla; Reina Sofía, de Murcia; Reina Sofía, de Córdoba; de Burgos; Clínico, de Zaragoza; y Ramón y Cajal, de Madrid.
Esos pacientes, elegidos de manera aleatoria, participarán de forma voluntaria en la investigación y deberán haber estado ingresados por COVID-19 en planta, no en una unidad de cuidados intensivos (UCI), algunos de ellos con lesiones no muy severas y otros con lesiones críticas.
LA IMPORTANCIA DEL POS-COVID-19
Se analizará la correlación que existe entre los parámetros epidemiológicos, clínicos, analíticos y de función pulmonar con la actividad inflamatoria residual en sangre y en esputo.
Se les tomarán muestras de sangre y se someterán al test de la marcha de los seis minutos, en el que se cronometra la diferencia entre el oxígeno que se tiene antes y después de hacer la actividad, lo que permitirá saber cómo funciona el pulmón.
También se les hará una espirometría, para conocer cómo de afectado puede estar el pulmón respecto a lo que le correspondería por su edad y sexo; y se les inducirá el esputo para que el paciente fabrique una flema de calidad y profunda, que dará información de qué grado de inflación y el daño provocado en el pulmón.
"A día de hoy, estamos muy volcados en cómo se transmite y se manifiesta el coronavirus, las vías de contagio, qué opciones de tratamiento vamos a tener, pero hay un después, un pos-COVID-19, y es importante saber qué es lo que está sucediendo", en lo que se centrará esta investigación.
El Ministerio de Ciencia e Innovación, a través del Instituto de Salud Carlos III, ha concedido una financiación de 73.000 euros para esta investigación, denominada "Fibrosis pulmonar residual y capacidad pulmonar en sobrevivientes de SARC-CoV-2", en el que participan internistas, neumólogos y expertos en enfermedades infecciosas.
Blanco, internista e "infectólogo" desde hace una treintena de años, lo que compagina con su labor investigadora desde hace una veintena, ha asegurado que algo que llamó la atención y "asustaba mucho" a los expertos al inicio de esta pandemia fue "la gravedad y la extensión de las lesiones que tenía el pulmón, que ha llegado a matar a algunas personas".
"Cuando penetra el virus, lo hace a través de las vías respiratorias, es lo que se denomina la zona cero, donde empieza la lucha, y nuestro sistema inmune es muy complejo", ha asegurado.
El sistema inmune puede responder de una forma adecuada, que es cuando vence a la infección; pero, en ocasiones, la respuesta es desproporcionada, "es mucho más de lo que debiera hacer", que es lo que últimamente se denomina como tormenta de citoquinas.
Esto afecta tanto al virus, células que están infectadas, pero también daña lo que son las células normales que no debieran ser atacadas.
SECUELAS INVISIBLES
Y, en esa lucha, pueden surgir ciertas cicatrices que, además del virus, pueden deteriorar el pulmón, que es un sistema elástico y dinámico, pero si hay una inflación, esas cicatrices harán que se vuelva más rígido y más endurecido y dificultará la movilidad respiratoria.
"Pretendemos saber si aquellas personas que están convalecientes de este proceso, de alguna forma, van a tener secuelas que no son visibles, pero que vamos a poder identificar en sangre y esputo", lo que permitirá tener una idea de otros aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de atender a los pacientes en la fase aguda.
También contribuirá, de alguna forma, a identificar ciertas moléculas sobre las que intervenir con otras opciones de tratamiento y poder evitar que haya pacientes que tengan esas secuelas. "Nos serviría para dar respuesta a algunas cuestiones que aún están sin resolver".
Esta investigación ofrecerá una información muy valiosa sobre qué ocurre en los pacientes que han pasado esta enfermedad, para los que dejar de fumar es algo "imprescindible"; así como hacer vida sana y todo aquello que mejore su capacidad pulmonar porque minimizará las secuelas que pueda haber.
La interpretación de los resultados abrirá nuevos interrogantes sobre los que habrá que investigar en un futuro a través de otras investigaciones.
CICATRICES EN EL ALMA
"Lo peor de esta pandemia son las cicatrices que se te quedan en el alma. Hemos llorado mucho, lo hemos pasado muy mal porque algunos pacientes que llevábamos muchos años con ellos han fallecido. Ha sido una experiencia muy dura, triste y muchas veces hemos sentido impotencia".
Blanco, quien ha vivido en primera línea la lucha contra el coronavirus, asegura que, frente a ese dolor, siente "el orgullo de la gente que hemos trabajado en equipo. Todos hemos dado un paso adelante", con independencia de su especialidad sanitaria.
"Ha existido una sensación de equipo de todo el personal sanitario, de limpieza, celadores... Estamos todos en el mismo barco, todos hemos remado en la misma dirección", ha añadido este experto, quien insiste en la importancia del "sentido común" y de mantener las medidas establecidas para evitar que "todo esto se repita".
Mantener la distancia social, el uso de mascarillas y lavarse las manos con frecuencia son algunas de esas medidas que los ciudadanos deben cumplir, ya que, ante posibles nuevas oleadas del coronavirus, que "sean más o menos intensas dependerá de cómo nos comportemos nosotros".
Recuerda a los compañeros fallecidos de otras partes de España en esta lucha contra la COVID-19 y resalta la importancia de la investigación, que "acaba revirtiendo en la sociedad. No es un gasto innecesario".
"Todo esto ha sido una cura de humildad. Esto no lo tenemos controlado, la naturaleza nos ha sorprendido y hay que estar preparados para lo que pueda ocurrir en el futuro", según Blanco.
Por ello, los participantes en esta investigación trabajan "contra reloj" porque la información que se obtenga puede ser "muy relevante" si se produce una segunda oleada del COVID-19, en la que entiende que el abordaje será diferente.
España
Covid: Un mayor grado de fibrosis pulmonar, ¿una secuela en pacientes?
Esos pacientes, elegidos de manera aleatoria, participarán de forma voluntaria en la investigación y deberán haber estado ingresados
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