Jerez es una “tierra de milagros” y la ciudad ha sido testigo un año más de una de sus “maravillas”: el nacimiento del nuevo mosto. “La naturaleza, auxiliada por la experiencia, obra el milagro otra vez”. Así lo describió la poeta Josefa Parra, maestra de ceremonias de la tradicional Pisa de la Uva, celebrada en la tarde de este sábado en la Alameda Vieja como acto inaugural de las Fiestas de la Vendimia. “Estamos orgullosos de que la tradición se repita -resaltó-, pero también aspiramos a que, como el mosto que renueva y refresca los vinos de años anteriores, cada vendimia, cada pisa de la uva, nos sorprenda y nos rejuvenezca, nos devuelva el brillo de la niñez y la juventud a los ojos y al corazón”. Su deseo se pronunció antes de que el nuevo obispo, José Rico Pavés, procediera a la bendición de los racimos de uva y a su posterior traslado al lagar. La Banda Municipal de Música interpretó los sones de La gracia de Dios y la cuadrilla de pisadores y arrumbadores inició su trabajo, desarrollada bajo los sones flamencos de la compañía de María José Franco.
El nuevo mosto, a punto de salir por la piquera, recibió la bendición definitiva de Monseñor Rico Pavés, antes de “abrir las puertas a la alegría” en el inicio de unas fiestas que ayer rindieron a su vez merecido homenaje póstumo a la bodeguera Pilar Plá, la “dama del Sherry”, fallecida en marzo de 2020. Su hija, Carmen Borrego Plá, quien sigue al frente de las bodegas El Maestro Sierra, recibió la placa de honor de manos de la alcaldesa, Mamen Sánchez, y del presidente del Consejo Regulador, César Saldaña.
Aragonesa de nacimiento, Pilar Pá arraigó en Jerez tras su matrimonio con Antonio Borrego Casal. Tras el fallecimiento de su esposo en 1976, y con el objetivo de preservar su legado, se hizo cargo junto a su hija, María del Carmen Borrego, de la bodega, promoviendo un proceso de modernización y embotellado bajo su propia marca sin perder las señas de identidad que le eran propias. A pesar de las dificultades a las que debió enfrentarse, en un marco no habituado a que una mujer estuviese al frente de una bodega, el talento empresarial natural de doña Pilar y su inteligencia y búsqueda de la excelencia le llevaron a convertir la bodega en un referente no solo entre los vinos de Jerez sino a nivel internacional en cuanto a la gestión de las bodegas familiares. Su labor fue amplia y justamente galardonada. Entre otros, recibió el Premio Ciudad de Jerez en 2002, el Premio de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de la Provincia de Cádiz, en 2010, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo de la Asociación Europea de Economía y Competitividad en 2018, el Premio Especial Familia-Empresa de la Cátedra BBVA-Instituto San Telmo 2019, etc. A su fallecimiento, la bodega El Maestro Sierra quedó en manos de su hija, Carmen Borrego Plá, quien en los últimos años ya había tomado sus riendas en un traslado paulatino y pausado.
Tras la entrega de la distinción intervino la propia Carmen Borrego quien optó por hablar de su madre a partir de lo que otras personas han dicho de ella, ya que “hablar de una madre es complicado”. Y rescató un concepto y dos palabras, expresadas por personas vinculadas al mundo del Marco, que la definen a la perfección: “Ejerción un feminismo sin alaracas y con gran discreción”. En segundo lugar, “fuerza” y, en tercer lugar, “legado”. Palabras en torno a las que giró una vida y un trabajo marcados por la “naturalidad, sin estridencias y con coherencia. Ella siempre fue dueña de sus éxitos y sus fracasos. Desarrolló su labor sin complejos, sin victimismos, y con el tesón y la constancia que exige el Marco, con ilusión de vivir y por seguir potenciando Jerez y el jerez”. Así, y de cara a la celebración de las fiestas y del nacimiento del nuevo mnosto, la bodeguera animó a “hacerlo bonito. Se puede, se quiere y se sabe”.
Fue un discurso emocionante y rotundo. Un gran prolegómeno al bautizo de un mosto que, dijo, “debe llenarnos de sentimientos de alegría y de esperanza”. Y un bautizo al que se sumó en masa la ciudadanía, con un lleno espectacular en las calles del centro de la ciudad.