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Alcalá la Real

El zapato más misterioso de Alcalá

La hospedería Jardines de Colón guarda una extraña reliquia cuyo origen se hunde en los remotos orígenes de la antigua “Casa Grande” de la calle de Los Caños

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  • Zapato expuesto en la hospedería Jardines de Colón. -

La Hospedería Jardines de Colón no deja de deparar sorpresas al visitante. Este alojamiento hostelero, que recientemente abría oficialmente sus puertas en el número 81 de la calle Miguel de Cervantes, conserva buena parte de la esencia del antiguo edificio en el que se encuentra asentado, la llamada “Casa Grande” de la popularmente conocida como calle de Los Caños. Es por ello que no debe sorprendernos encontrar ecos del pasado en este elegante alojamiento. Sin embargo, uno de los que llama más vivamente la atención es un zapato de indudable antigüedad que se expone en una vitrina, junto al pie de la escalera de piedra por la que se accede a las habitaciones ubicadas en las plantas superiores. Es inevitable preguntarse por qué está allí, qué simbología esconde.

El zapato en cuestión, según apunta el propietario de la hospedería, Manolo Rueda, apareció durante las obras de derribo del antiguo edificio. “Al parecer, antiguamente, cuando se construía una casa, era tradición ocultar un zapato detrás de una pared, en una parte inaccesible de la misma, y se hacía con un propósito de protección”. En efecto, aunque hoy pueda parecernos algo extraño o llamativo, se trata de una tradición bastante extendida en tiempos pasados y no es inhabitual que, al derruir casas antiguas, se produzcan este tipo de hallazgos. En una sociedad en la que las supersticiones tenían un importante peso, esta práctica tenía como fin mantener al mal alejado de la casa. De hecho, entre los siglos XVIII y XIX, según apunta el investigador Gabriel Lago “los zapatos ocultos en la pared se consideraban un señuelo eficaz contra los malos espíritus”. Incluso había lugares estratégicos para colocarlos, como en las proximidades de las ventanas o las chimeneas, para que desempeñaran de forma más efectiva su función ahuyentadora.

No era, en absoluto, una costumbre que se diera solo en España. En Reino Unido existe incluso un museo, el de Northampton, que cuenta con gran cantidad de zapatos emparedados encontrados en multitud de lugares. Era, de hecho, una tradición que se extendía por toda Europa y que incluso llegó a Norteamérica. El zapato encontrado en la antigua casa de la calle de Los Caños fue adquirida por Manolo Rueda a la familia conocida como “Miracielos”. Curiosamente, se sabe que en dicha casa, en la que al parecer se alquilaban habitaciones, residió la familia de su abuelo, José Rueda, del que incluso se halló un manuscrito que relataba su vida. Nada se sabe, sin embargo, acerca del origen del propietario del misterioso zapato. De dimensiones no excesivamente grandes, pudo pertenecer a un niño o un adolescente, ya que este rito de protección se destinaba a veces de forma especial a los infantes de la morada. La espaciosa casona, con innumerables aposentos convertidos ahora en confortables habitaciones, fue una de estas viviendas con solera, como la Casa Pineda, que se construyeron en las faldas de la Mota, a medida que Alcalá se iba mudando del recinto intramuros de la fortaleza hacia el llano. En cualquier caso, y aunque los tiempos hayan cambiado mucho, el antiquísimo zapato se guarda a buen recaudo, como una reliquia, tal vez un talismán que ha de guardar la suerte de la casa por muchos años.


 

 

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