Una joven argentina que fue alcanzada por un rayo terminó enterrada tres días para «descargarse», eso sí, tras pasar por el hospital y seguir un tratamiento correcto.
Ana Ballesteros, que así se llama la chica, asumió como algo natural esta medida tomada por sus familiares y amigos, asegurando que «los médicos están para temas de medicina, pero no para los rayos y yo sé que metiéndome en este hueco mejoraré».
Pues dicho y hecho, con su permiso y el convencimiento de todo su entorno de que enterrarla la ayudaría a recuperarse se excavó un hueco a su medida. Y allí pasó Ana tres días con sus tres noches, solo con la cabeza fuera.
Los médicos que la trataron previamente fueron escépticos con esta medida, aunque tampoco la condenaron, explicando que «hasta ahora, no se ha demostrado científicamente que enterrar a alguien tenga algún efecto para su recuperación».
No es esta la historia más rara que hemos visto sobre rayos en Viruji, ya que recordamos cuando un ciclista fue alcanzado con uno y lo expulsó por su pene. Ni tampoco es la primera vez que hablamos de electricidad en las personas porque la palma se la llevó aquel señor que se curó una arritmia agarrando una valla electrificada.
