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Alucinógenos y drogas: los hábitos secretos de nuestros antepasados de la Edad de Bronce

Alejandro Ramírez | Por primera vez en Europa, se han encontrado restos de unos mechones de cabello de hace tres mil años en una cueva funeraria en Menorca, según reporta el medio La Stampa.21 Anunciado en la revista Scientific Reports, el descubrimiento representa una oportunidad única para sondear algunos de los rituales de los habitantes […]

Alejandro Ramírez | Por primera vez en Europa, se han encontrado restos de unos mechones de cabello de hace tres mil años en una cueva funeraria en Menorca, según reporta el medio La Stampa.21

Anunciado en la revista Scientific Reports, el descubrimiento representa una oportunidad única para sondear algunos de los rituales de los habitantes del Mediterráneo occidental de hace tres mil años. La investigación ha sido realizada en la Universidad de Valladolid por la arqueóloga Elisa Guerra-Doce.

La evidencia previa del uso prehistórico de drogas en Europa era sólo indirecta, ligada, por ejemplo, a la presencia de derivados del opio en recipientes de la Edad del Bronce, o al hallazgo de restos de plantas con acción psicotrópica y, de nuevo, a la aparición de estas plantas en el arte figurativo.

Los hallazgos en la cueva de Es Càrritx, por otro lado, representan la primera evidencia directa del uso de drogas en Europa, probablemente como parte de ceremonias o rituales, y revelan el uso de múltiples sustancias psicoactivas. La cueva protagonista del excepcional hallazgo fue ocupada por primera vez hace unos 3.600 años y contiene una cámara que, según las investigaciones realizadas en su interior, debió ser utilizada como espacio funerario.

Investigaciones anteriores habían sugerido que al menos 210 personas estaban enterradas en esta área. Ahora, con el nuevo estudio, las actividades o rituales realizados en la cueva se enriquecen con muchos detalles: los mechones de cabello encontrados se teñían de rojo, se colocaban en recipientes de madera y cuerno, se decoraban con círculos concéntricos de perfecta hechura y se colocaban en un lugar seguro en un área separada y sellada en la parte más profunda de la cueva.

Científicos españoles utilizaron diversas técnicas de análisis químico para escrutar los hábitos de los visitantes de Es Càrritx: la cromatografía líquida y la espectroscopia de masas de alta resolución revelaron la presencia de los alcaloides atropina, escopolamina y efedrina a lo largo de toda la longitud del cabello.

La atropina y la escopolamina son sustancias alucinógenas presentes de forma natural en las plantas de la familia de las solanáceas y pueden inducir delirios, alucinaciones y alteraciones de la percepción sensorial. La efedrina, por otro lado, es un compuesto estimulante, derivado de algunas especies de arbustos y pinos, que puede aumentar la excitación, el estado de alerta y la actividad motora.

Se encontraron escopolamina, efedrina y atropina en tres muestras de cabello. Su presencia a lo largo de toda la longitud del cabello sugiere que su consumo era habitual y repetido en el tiempo, quizás en el centro de rituales religiosos o mágicos realizados por chamanes: los expertos plantean la hipótesis de un consumo habitual de algunas plantas como la mandrágora (Mandragora autumnalis), el beleño (Hyoscyamus albus), la pepita espinosa (Datura stramonium) y el pino común (Ephedra fragilis).

A partir del 800 a.C., las poblaciones de las Islas Baleares sufrieron una profunda transformación de las estructuras sociales: las evidencias arqueológicas indican un crecimiento demográfico y el abandono de los lugares de enterramiento. La hipótesis es que en la cueva de Es Càrritx unos individuos reacios a abandonar las antiguas tradiciones escondieron una colección de objetos rituales pertenecientes a algunos miembros de la comunidad, quizás chamanes, con la esperanza de que se pudiera restablecer el orden social anterior en el futuro.

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