La selección española refrendó su hegemonía continental en fútbol sala con la conquista, en Hungría, de su quinto Campeonato de Europa, tercero consecutivo, tras superar a Portugal (4-2).
La selección española refrendó su hegemonía continental en fútbol sala con la conquista, en Hungría, de su quinto Campeonato de Europa, tercero consecutivo, tras superar a Portugal (4-2).
La nueva conquista ilustró el palmarés de los integrantes de la roja. Especialmente de Daniel y Javi Rodríguez, dos veteranos, pesos pesados del combinado, que pusieron el broche final a su carrera internacional.
Debrecen no fue una excepción al imperio español. Portugal, vapuleada días antes en la primera fase del evento, apenas extrajo lecciones de aquella derrota. Y asumió su inferioridad desde el principio. Sometida al ritmo impuesto por España, que afrontó su sexta final en las siete ediciones disputadas hasta el momento,
Sólo una vez, en dieciocho enfrentamientos previos, los lusos lograron tumbar a España.
Por eso intentaron frenar, agazapados, la avalancha inicial del campeón. A duras penas se deshizo de la presión de su rival.
España terminó con la resistencia del meta Bébé, de largo el mejor de su equipo, a los ocho minutos, con el primer tanto, firmado por Carlos Ortíz, que lanzó con la izquierda a la escuadra de Bebe. Para ese momento, el portero portugués ya había desbaratado unas cuantas ocasiones.
La falta de puntería impidió una ventaja mayor de España antes del descanso, que se alcanzó con una renta de dos goles después de que Javi Rodríguez, desde el borde del área, culminara de tacón una rápida acción de ataque de la roja. No cambió el panorama tras el descanso.
El bloque de Orlando Duarte se quedó sin revancha en la primera final disputada por Portugal, que tampoco rentabilizó la experiencia de parte de sus integrantes en el fútbol sala español.
Un tiro al palo de Álvaro en el ecuador de la segunda parte pudo ampliar la ventaja de España, adueñada del balón durante todo el partido. Pedro Costa, sin embargo, pudo acortar distancias en la ocasión más clara. Su tiro dio en el palo y el rechace fue detenido por Luis Amado.
Portugal apretó en el tramo final. Alentada por cierta relajación española. Hasta que Angel Velasco Marugán Lin, aprovechó un mal despeje luso para ampliar la distancia. Un arrebato portugués sembró las dudas en los instantes finales. Cuando marcaron, en un minuto, Gonçalo y Joel Queirós.
En pleno correcalles, con los jugadores lusos volcados sobre Luis Amado, Daniel aprovechó las lagunas defensivas del rival para sentenciar con el cuarto gol y ampliar el brillo de su despedida.