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Andalucía

La desinformación más peligrosa es "la que menos se ve", la que empuja a estafas

"El algoritmo de las redes les ofrece desinformación, no porque tenga mala idea, sino porque sabe que le va a gustar"

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  • Mentiras en las redes. -

La desinformación más peligrosa es la que menos se ve, aquella que induce a los ciudadanos a caer en estafas que pueden poner en riego su salud o dejarlos sin dinero, según la experta en comunicación y redes Carmela Ríos, quien explica que estos bulos afectan a muchos ciudadanos, pero especialmente a los mayores.

En una entrevista con EFE con motivo de su conferencia en Málaga sobre desinformación, la experta pone el ejemplo en los numerosos anuncios en redes sociales sobre pastillas o cremas falsas que les ofrecen remedios milagrosos o que les prometen, por ejemplo, la eliminación definitiva de colesterol o de la sordera.

"El algoritmo de las redes les ofrece desinformación, no porque tenga mala idea, sino porque sabe que le va a gustar", señala Ríos (Las Palmas, 1965), que ha trabajado como corresponsal en París para Antena 3 y CNN+ y cubriendo información política y judicial para Cuatro y CNN.

La experta en desinformación alerta también del riesgo de estafas como "los falsos Brad Pitt", un fraude que ha hecho que decenas de mujeres mayores envíen sus ahorros a un desconocido, ante lo que ha subrayado que la desinformación se ha "desbocado" en los últimos seis años y ya afecta a sectores "muy diversos" de la vida cotidiana y no solo a la política o las redes sociales.

El peligro de los discursos de odio

El segundo caso más grave de desinformación es, para Ríos, la relacionada con los discursos de odio, ya que ciertos colectivos invitan "directamente" a la gente a que odie y pueden llegar a determinar incluso la victoria de ciertos partidos políticos en las elecciones.

"Estoy pensando en todas esas opiniones más extremas y en todas estas opciones políticas que juegan mucho con los sentimientos de la gente inoculando el miedo y el odio. Todo eso son grandes generadores de comunidad", indica la ganadora del premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital en 2011.

Según indica, las personas que tienen dificultades sociales y pasan mucho tiempo en internet encuentran en las redes sociales un grupo de gente que les escucha y que les hace sentir parte de un grupo, lo que les resulta "muy reforzador" a pesar de estar basados en desinformación y en emociones "muy negativas".

Una nueva fórmula para vencer la desinformación

El hecho de que la desinformación se haya "diversificado" y afecte cada vez a más aspectos de la vida ha dado lugar a la creación de un escenario nuevo al que se debe hacer frente buscando "una nueva fórmula"

"Si tuviéramos que hacer un minuto-resultado de la desinformación, tendríamos que decir las noticias no son buenas, porque hace seis años era un problema limitado en cuanto alcance y ahora es difícil que podamos erradicarla. Vamos a necesitar un nuevo planteamiento para hacer frente a este problema que no va a acabar", afirma Ríos.

Como comenta la periodista, cuando se habla de erradicar o vencer la desinformación es frecuente pensar que la solución pasa por ir desmintiendo todo lo que es mentira.

Sin embargo, el problema es, según Ríos, mucho más complejo. "La desinformación tiene muchos más matices y tenemos que atender a esa nueva realidad compleja, poliédrica, para poder desactivar la siguiente la siguiente etapa de este problema", comenta.

Educación, geografía y sentido común

Parte de la solución para hacer frente a la desinformación pasa, según Ríos, por seguir la fórmula del periodista gaditano Pepe Oneto, quien decía que "para ir por el mundo se necesita geografía y sentido común".

"Muchas veces lo que vemos delante de nuestros ojos no tiene ningún sentido y, si aplicamos un poquito de sentido común, veremos que no deberíamos creerlo ni compartirlo por redes. Y también geografía en el sentido de saber cómo es el ecosistema de información en el que nos movemos, de manera que cuando tengamos una idea más ajustada de la realidad, encontraremos una solución", asegura la periodista.

Además, afirma que las instituciones públicas son una de las "puntas de lanza" en la lucha contra la desinformación ya que pueden informar a la población del momento "complicado" en el que vivimos e implementar medidas de alfabetización mediática que a eduquen a los ciudadanos y que, así, aprendan cómo actuar ante los bulos.

"Pedir mayor transparencia a quien se arroga la condición de medios de comunicación no me parece que sea un atentado a la libertad de expresión, sino un esfuerzo de clarificación", opina.

Aunque no es partidaria de que los poderes públicos "se inmiscuyan en los temas profesionales y periodísticos", insiste en que es un tema social "que afecta a muchos estatus y especialmente a los sectores más vulnerables de la sociedad".

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