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Colón afrontó menos de un 2,5 % de probabilidades de colisionar contra un huracán

El viaje del Descubrimiento de América fue especialmente afortunado en cuanto a la meteorología, según destaca un experto de la AEMET

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  • Imagen de archivo del Muelle de las Carabelas. -

El viaje del Descubrimiento de América fue especialmente afortunado puesto que no se topó con ningún huracán en su recorrido: Cristóbal Colón y su tripulación cruzaron el Atlántico dos veces y afrontaron menos de un 2,5 % de probabilidades de colisionar con uno de estos fenómenos atmosféricos.

Así lo explica el artículo 'La suerte de Colón en su viaje: ¿qué probabilidades tenía de toparse con un huracán?', firmado por el meteorólogo Benito Fuentes López de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y publicado en el blog de esta agencia.

El texto recuerda que la temporada oficial de huracanes en el Atlántico norte se extiende desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre, con su pico de actividad entre agosto y octubre, un período temporal que coincide “de manera casi exacta” con el primer viaje hacia el Nuevo Mundo pero no hay noticia de que la primera expedición española se encontrara con uno y además, si lo hubiera hecho, “probablemente no habría regresado para contarlo”.

Al contrario, los textos de la época reflejan un tiempo “tranquilo y apacible” y además el viento fue ralentizándose seguramente porque se adentraron en el anticiclón de las Azores, según el autor.

Probabilidades

A medida que las naves se acercaban a América, la probabilidad de encontrar un huracán aumentaba y, de hecho, según los datos de la NOAA (Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera), hasta 576 huracanes coexistieron en algún momento con el viaje, pero sólo 17  -10 de categoría uno, 2 de categoría dos y tres, 3 de categoría 4- coincidieron en tiempo y espacio por lo que la probabilidad de colisión con alguno durante este trayecto fue realmente “muy baja, rozando el 1 %”.

Un análisis técnico detallado de las condiciones (ModE-RAclim) confirma que los meses de septiembre y octubre de 1492 fueron “los típicos para el desarrollo de huracanes en el Atlántico Norte” con vientos en superficie, cizalladura vertical y temperatura en valores normales, sin registrar anomalías extremas que pudieran favorecer o inhibir la formación y desarrollo de ciclones tropicales.

El artículo añade que los tres meses que los españoles estuvieron explorando las Bahamas, Cuba y La Española deben tenerse en cuenta en el cálculo pues, si se hubieran topado con un huracán, “la tripulación fácilmente podría haber sobrevivido pero no regresado para informar del descubrimiento”, pues el regreso se produjo con la temporada llegando a su fin y una probabilidad de encontrarse con el fenómeno meteorológico en este trayecto de un 1,5 %.

“En total, la probabilidad de chocar con un huracán teniendo en cuenta todo el viaje -la ida, la exploración y el regreso- fue ligeramente inferior al 2,5 %.

Como dato especialmente curioso se menciona la rotura del timón de La Pinta, un incidente que obligó a retrasar la salida desde las Canarias, lo que puede considerarse un “golpe de suerte” porque si esto no hubiera sucedido, la expedición habría salido de La Gomera en torno al 15 de agosto en lugar del 6 de septiembre y ello habría incrementado la probabilidad de colisionar con un huracán hasta en un 5 %.

Y si el viaje hubiera comenzado el 29 de mayo, al inicio de la temporada de huracanes, la probabilidad habría sido cuatro veces mayor: un 10 %.

Aún así, durante el viaje de vuelta las naves soportaron “muchos días de lluvia intensa y vientos desfavorables para la navegación”, en especial durante la primera quincena de diciembre.

Irónicamente, el mayor peligro no vino de los huracanes, sino de las borrascas”, señala este meteorólogo, incluyendo “baja visibilidad y olas gigantes”, y así lo confirma el reanálisis ModE-RAclim, según el cual febrero de 1493 fue “inusualmente prolífico en temporales”.

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