Seis meses después del cisma de Belorado, las exmonjas del Monasterio de Santa Clara se preparan para una batalla legal que podría acabar con su desahucio, mientras resisten entre la falta de ingresos y las deudas que asfixian una comunidad religiosa que se ha visto reducida, ante la marcha de dos de las diez excomulgadas.
La decisión del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Briviesca, del 6 de noviembre, de admitir la demanda presentada el 16 de septiembre por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, como comisario pontificio, reprograma la crisis abierta el 13 de mayo, cuando las religiosas anunciaron su salida de la Iglesia católica.
Dos son las fechas clave a tener en cuenta ahora: el 19 de diciembre, como propuesta para la celebración de la vista, y el 23 de enero, fecha de lanzamiento en caso de que las exclarisas no respondan ante la demanda de desahucio.
Sin embargo, su abogado, Florentino Aláez, indicó el pasado 8 de noviembre a EFE que es aventurado hablar de fechas: las exreligiosas rechazarán la demanda pero la admisión debe ser notificada una a una, momento en el que empezarán a correr los diez días hábiles de plazo para responder. Y además existe la opción del recurso.
Todo ello alargaría los plazos, que podrían extenderse varios meses hasta que haya una resolución definitiva, si bien las exreligiosas aseguran que van a presentar batalla: su postura está “debidamente amparada en derecho” y lo defenderán ante los tribunales, igual que han denunciado como abuso de poder la representación legal de Iceta como comisario.
Mientras, tendrán que recibir en el convento la visita de la Guardia Civil, que se personará por orden del juez para determinar quién reside en el cenobio, pues la demanda de desahucio afecta no solo a las monjas excomulgadas el pasado 22 de junio, sino a toda aquella persona que resida allí sin título legal ni autorización.
Dos monjas menos, un nuevo obispo
Por lo que se sabe hasta el momento, son trece las religiosas que habitan Santa Clara de Belorado: las cinco monjas mayores, que constituyen a ojos del Arzobispado de la comunidad religiosa, y ocho de las excomulgadas, después de que en estos últimos meses hayan salido dos de ellas, por causas que no han sido aclaradas desde el convento.
Sí han confirmado las exmonjas, a través de su jefe de prensa, que en el monasterio se encuentra el falso obispo Rodrigo da Silva, de la Comunidad de San José, sedevacantista como las de Belorado y su nuevo asistente espiritual, que reside en las dependencias externas de la clausura, han matizado.
De trama inmobiliaria a asfixia económica
Lo que comenzó como una confrontación de postulados católicos, con trasfondo de trama inmobiliaria, se ha convertido en un enfrentamiento de índole económica, en el que las exreligiosas acusan al arzobispo de asfixiarlas económicamente, y Mario Iceta apunta a una situación de déficit estructural, con unos 13.000 euros de gastos más que ingresos al mes.
Impagos, deudas y reclamaciones denuncian las exmonjas, mientras el Arzobispado afirma que paga los gastos domiciliados, incluso la Seguridad Social de las exclarisas, aunque no tiene la obligación legal, y afronta los pagos de los tres préstamos, de los que todavía adeudan unos 760.000 euros.
Una situación económica comprometida, agravada por la caída de la actividad industrial en el convento, que las exreligiosas quieren revertir y, para ello, han anunciado su intención de poner en el mercado, para Navidad, un nuevo dulce, de chocolate con el que, afirman, mostrar su espíritu de resistencia.