Los centros educativos de un centenar de municipios de la provincia de Granada y todos los de Málaga permanecen cerrados este miércoles ante las alertas meteorológicas de una nueva dana, una decisión que blinda la calma de muchas familias y genera en otras tantas el tormento de qué hacer con los niños.
El sonido de una lluvia calma que ha caído casi a cuentagotas a primera hora de la mañana en Granada capital ha sido suficiente para silenciar el cotidiano ruido de una entrada al colegio, esos que hoy lucen cerrados por las alertas meteorológicas.
En una muestra de lección aprendida, la dirección del Plan de Emergencias ante el Riesgo de Inundaciones en Andalucía, dependiente de la Junta, ha suspendido la actividad en los centros educativos, desde los colegios a las universidades de las dos provincias.
Aunque Málaga comunicó el día sin clases desde la tarde noche del martes, muchas familias de Granada se han desayunado la noticia y han tenido que afrontar el tormento de ver qué hacer con sus hijos.
"Lo he escuchado en la radio con los dos niños ya vestidos para ir al aula matinal y, después de lo de Valencia, me ha parecido que no pasa nada por quedarse en casa. Lo digo desde la comodidad de poder teletrabajar, un lujo en días como este", ha explicado a EFE Ana Julia Garrido.
Ella hará el trabajo "de oficina" desde el salón de su casa con sus dos hijos y el de otra madre del mismo cole, una compañera que no tiene más opciones porque trabaja en un supermercado.
Los docentes, en casa
A los docentes de la provincia de Granada el aviso les llegó por la plataforma Séneca a las 2.35 horas de la madrugada de este miércoles, una alerta que ampliaba la decisión inicial que solo dejaba sin clase a cuatro municipios de la Costa hasta el centenar de afectados total.
"Yo lo tengo fácil porque soy docente y padre, además de una hija casi adolescente que podría incluso quedarse un tiempo sola en casa, aunque muchas familias no tendrán un 'plan b'. Nosotros pasaremos el día en familia y sin salir, para evitar riesgos", ha apuntado Gregorio Ruiz, profesor de un colegio del área metropolitana de Granada.
Y sin la variante de niños corriendo a los colegios, la ecuación de la ciudad ha cambiado por completo para ofrecer otra imagen, una casi en blanco y negro pincelada de charcos, algunas arquetas levantadas para evitar sustos y mucho menos tráfico.
¿Y si no hay opciones?
Las alertas roja y naranja activas en Málaga y Granada han sonado también como una tromba de agua en los chat de colegios, en los grupos de amigos, en las redes de trabajo, porque no todo el mundo tiene el paraguas familiar en el que cobijar a los hijos.
José Antonio Oliver se ha quedado sin rutina y casi sin opciones con el cierre del colegio de su hijo y un trabajo de cajero al que no se lo puede llevar.
"¿Y qué hacemos entonces? El chat de padres es como un derby en el que o estás muy contento y recuerdas que lo importante es la seguridad, o estás haciendo malabares porque no sabes qué hacer con tu hijo", ha descrito.
En su caso, una vecina de confianza será el salvavidas improvisado para un día que, de momento, supera horas sin incidentes y con el objetivo de que la seguridad y la prevención no sean asignaturas pendientes.