Andalucía

"Leer la etiqueta": la guerra contra los químicos tóxicos se libra en los hogares

Hablar de pesticidas lleva inmediatamente a pensar en los productos químicos aplicados en cultivos pero existen unas 350.000 sustancias tóxicas en circulación

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Hablar de pesticidas lleva inmediatamente a pensar en los productos químicos aplicados en cultivos pero existen unas 350.000 sustancias tóxicas en circulación, según algunos estudios, y muchas de ellas se encuentran dentro de los hogares, lo que requiere una "acción a nivel individual, ante la inacción de las autoridades".

Así lo mantiene Carlos de Prada, especialista en tóxicos químicos domésticos y Premio Nacional de Medio Ambiente, en el Día Internacional contra el uso de los Plaguicidas que este martes se conmemora y en el cual insiste a EFE en el hecho de que estas sustancias "intervienen en la creación de productos de uso cotidiano" que acaban en los hogares, más allá de los contaminantes que algunas industrias puedan esparcir en el aire, el agua o el suelo.

De hecho, según apunta la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en su web, aunque el término 'plaguicidas' se utiliza comúnmente como sinónimo de productos fitosanitarios -incluyendo herbicidas, fungicidas, insecticidas, acaricidas, reguladores del crecimiento de plantas y repelentes-, es más amplio y se aplica también a los biocidas -contra insectos, ratas y ratones-.

En Bruselas, la Red europea de Acción sobre Plaguicidas denunció también la "inacción de la Unión Europea" ante el colapso de las poblaciones de insectos, "incluyendo aquellos esenciales para la polinización", ya que en los últimos veintidós años solo ha bloqueado un pesticida en el mercado comunitario, mientras aprobaba "docenas de pesticidas perjudiciales para el medioambiente": el próximo mes de enero, la Comisión Europea deberá actualizar sus directrices en este sentido.

Sustitución lamentable

Sin embargo, los elementos tóxicos, afirma De Prada, se encuentran "en todos los rincones de casa", pinturas, textiles, alimentos, productos de higiene, utensilios de limpieza "e incluso en el polvo", a través del que se inhalan sustancias como "retardantes de llama, ftalatos o bisfenoles" que han sido relacionados con alteraciones endocrinas, problemas reproductivos y algunos tipos de cáncer.

La normativa REACH, reguladora de sustancias químicas en Europa desde 2007, restringe el uso de 74 tóxicos, lo que "no es ni muchísimo menos suficiente" porque sucede a menudo que cuando una sustancia es identificada por la comunidad científica como "preocupante" es sustituida por otras que "todavía no han sido muy estudiadas".

Es el caso del bisfenol A, prohibido por la legislación europea en el año 2020, y cuyo uso se sustituyó por el del bisfenol S y bisfenol F, que pueden causar "daños análogos" a su predecesora.

La comunidad científica se refiere a este tipo de procesos como "sustitución lamentable" y exige mayor control por parte de las autoridades que "anteponen los estudios de la industria en lugar de basarse en datos avalados por la ciencia". 

Efecto cóctel

Otro problema del REACH es que obvia el llamado “efecto cóctel” de sustancias que pueden almacenarse en el medioambiente y el cuerpo humano conjuntamente, potenciando los riesgos para la salud.

 "En una sola fresa, manzana o melocotón puede haber quince pesticidas diferentes al mismo tiempo. Sin embargo, el riesgo, oficialmente, se evalúa como si solo te expusieras a cada uno de esos pesticidas y a ningún otro al mismo tiempo" explica de Prada.

"Todos los adelantos planteados por la comunidad científica para reformar y mejorar la normativa se han venido abajo con el conflicto en Ucrania", ha añadido, después de que la Comisión Europea impusiera "la entrada en vigor de una especie de economía de guerra" en la UE.

Actuar individualmente

Por eso, propone actuar a nivel individual, revisando hábitos de alimentación y escogiendo opciones ecológicas, puesto que, con este cambio, "los residuos de pesticidas dentro del organismo caen espectacularmente en cuestión de días".

El experto, responsable de la iniciativa Hogar sin tóxicos, recomienda además ventilar de forma adecuada la vivienda, pasar más tiempo al aire libre y "leer la etiqueta" para reducir el uso de limpiadores que emplean muchos químicos, sustituyéndolos por opciones más naturales. pues "nuestras abuelas limpiaban la casa con vinagre, bicarbonato y limón: ¿realmente es necesario limpiar el suelo como si fuera de un quirófano?".

"El primer paso para reducir nuestra exposición a contaminantes es informarse sobre ellos y luego buscar alternativas", concluye De Prada.

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