Cada día, miles de lanchas y barcos que echan humo y hacen ruido recorren Venecia. Por eso, como posible alternativa, la frágil y monumental Ciudad de los Canales prueba un nuevo sistema de propulsión "a chorro" que, según sus creadores, permitirá un transporte más silencioso y limpio.
"La sensación es como si navegaras prácticamente a vela porque no se oye el ruido del motor", asegura a EFE el ingeniero y profesor de la Universidad de Padua Ernesto Benini, que, junto a su colega Raffaele Presenti, docente de la Ca' Foscari, son los responsables del proyecto.
La idea, con financiación regional y europea, se llama 'Impronta-0' (Huella cero) y propone la instalación de un motor "a chorro", un 'hidrojet', en los barcos que navegan por la laguna veneciana para brindar una alternativa a los actuales motores de hélice.
'Vaporettos' con hidrojet
El funcionamiento es 'a priori' sencillo: una bomba o tobera en los barcos y lanchas, por debajo de su línea de flotación, succiona el agua de la laguna, la comprime y la suelta a presión, impulsándolas hacia adelante, moviéndolas.
"El objetivo es transformar la propulsión naval siguiendo el proceso tecnológico del sector aeronáutico, que ha pasado de las hélices al motor de reacción", resume Benini.
Un primer prototipo ha sido testado recientemente en el Gran Canal y los expertos se muestran entusiasmados. Pero, aunque creen que los beneficios son muchos y ya demostrados, no ignoran los retos que quedan por resolver.
Limpio y silencioso
Entre sus ventajas, el profesor Benini apunta que 'Impronta-0' sería un modo de propulsión sostenible que podría ser alimentado con electricidad, con baterías -la opción más plausible- o con hidrógeno (celda de combustible).
La propulsión "a chorro" acabaría, por ejemplo, con el humo que muchos de los botes venecianos emanan, y también es silenciosa. "Para los venecianos el ruido en los canales es el principal problema de los transportes", apostilla Presenti.
Venecia, enclavada en una gran laguna pegada al mar Adriático, es de hecho una de las ciudades con el aire más contaminado de Italia, la quinta según el informe anual de Legambiente, al superar en 62 días en 2023 los límites de partículas en suspensión.
Pero además se ha constatado que este sistema crea menos olas que las hélices tradicionales, un fenómeno muy dañino para los delicados cimientos de esta ciudad repleta de increíbles palacios, altas torres y antiguos templos levantados sobre palos en el agua.
Aún caro y sin infraestructura
Por el contrario, los escollos son muchos: en primer lugar, solo ha sido probado en embarcaciones pequeñas y con poca capacidad. Por ejemplo el 'vaporetto', el bus acuático veneciano, exigiría más propulsores o uno más grande que aún no ha sido diseñado.
Además, el motor 'Impronta-0', aunque consume menos que la hélice tradicional, sería por ahora más caro ya que, para abaratar su coste, primero habría que industrializar el proyecto, aprovechando la economía de escala (cuanta más producción, más barato).
Y requeriría muchos puntos de recarga en Venecia. Aunque ese, subraya Benini, no es un problema del proyecto sino de la infraestructura: "Es el mismo debate que con los coches eléctricos", asevera.
"Creo que la fuerza de esta tecnología tarde o temprano emergerá. Venecia debería ser un faro, siendo tan vulnerable. Por eso, más que cualquier otro sitio, necesita una tecnología sostenible", anima.
El Ayuntamiento se ha mostrado interesado en este motor y el concejal de Comercio y Actividades Productivas, Sebastiano Costalonga, ha llegado a recorrer los canales a bordo del prototipo.
Fondos y apoyo político
El próximo paso, alega el ingeniero, es hacer una "experimentación seria" equipando decenas de barcos, por lo menos 50, para demostrar sus ventajas. Pero para ello hace falta dinero.
Una idea, baraja, es probar el motor 'Impronta-0' en los 'water taxi' venecianos, lanchas para unos ocho o diez viajeros, porque el prototipo actual ya puede garantizar la potencia que requieren (alcanza una velocidad de 60 nudos, 80 kilómetros por hora).
Por eso, Benini lanza el guante a la política: "Le hemos dicho al Ayuntamiento que podemos darles la tecnología para probarla pero también hace falta su voluntad para proporcionar barcos y fondos para poder hacer una experimentación a gran escala", explica.
El objetivo final no es otro que revolucionar el transporte en las ajetreadas aguas de Venecia, una ciudad sin igual, Patrimonio de la Humanidad, pero especialmente amenazada por el cambio climático, la despoblación y el turismo de masas.