Como si de una obra de ficción sobre espías se tratase, con el uso de medios inverosímiles para enviarse mensajes en clave, los vídeos de Cristiano Ronaldo publicados en Youtube han sido usados precisamente para esas labores de espionaje.
Así lo hacían Andreas y Heidrun Anschlag, una pareja que usaba identidades falsas y espiaba para Rusia desde Alemania, algo que han venido haciendo a lo largo de más de veinte años.
Al principio, para su actividad usaban radios y satélites. Posteriormente se adaptaron a las nuevas tecnologías y se pasaron a internet. El chat para comentarios de Youtube fue su herramienta. Para ello crearon una cuenta de YouTube (@Aplenkuh1), lo mismo que hizo el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (@crsitanofootballer). Con esos perfiles intercambiaban comentarios en videos de Cristiano Ronaldo.
Aparentemente, eran comentarios irrelevantes, como algunos que han sido publicados en diversos medios: “Es un video muy lindo y la canción también es muy buena” o “Corre y juega como el diablo”. Sin embargo, los mensajes contenían secuencias de puntuación que, al ser convertidas en números, referenciaban mensajes que habían sido preacordados.
Con este método lograban ocultar comunicaciones a plena vista, aprovechando el enorme tráfico de la plataforma. Sin embargo, en octubre de 2011 una exhaustiva investigación de las autoridades alemanas acabó con la entrada en la residencia de los Anschlag, donde sorprendieron a Heidrun recibiendo un mensaje encriptado.
Vivían en la localidad alemana de Marburgo y aparentaban ser una familia de lo más común. Andreas trabajaba como ingeniero automovilístico y Heidrun era ama de casa, dedicada al cuidado del hogar y de la hija de ambos, quien desconocía esa faceta de sus padres.
Ejercieron de espías para la Unión Soviética desde 1988 y, posteriormente, para Rusia, transmitiendo información confidencial de la UE, la OTAN y la ONU. En julio de 2013 fueron condenados a seis años y medio y cinco años y medio de prisión, respectivamente. Sin embargo, fueron puestos en libertad a finales de 2015, si bien fueron deportados a Rusia.
Este caso ha puesto de relieve cómo las plataformas digitales pueden ser utilizadas para fines de espionaje, demostrando la adaptabilidad de las técnicas de inteligencia en la era moderna y abriendo una vez más el debate sobre el control de las mismas.