Paciencia para eliminarlos
Según datos del Ministerio de Sanidad, hasta un 14% de la población escolar tiene piojos. Unos parásitos que ni provocan trastornos graves para la salud, ni transmiten enfermedades, aunque sí que son altamente contagiosos, y sus picaduras pueden provocar inflamación del cuero cabelludo y picores, con la contraidicación de que un rascado persistente da lugar a irritación cutánea y puede generar infecciones en las áreas tomadas por los piojos. Contra ellos, tratamiento farmacológico. Su pega, que los padres tienen que tener mucha paciencia para completar el tratamiento con éxito.
“Cada vez cuesta más trabajo erradicarlos, principalmente porque no se aplican del todo bien”, explicó a Viva Huelva María José Coronado, directora del Centro de Información del Medicamento del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Huelva. La gama de tratamientos es muy amplia, pero los más usados son los que tienen permetrina. Esta sustancia viene en champú, huele muy mal, pero es lo primer que se ha de aplicar cuando los piojos han aparecido. Tras aplicar el champú, toca echar mano de la liendrera, y peinar pacientemente el pelo del niño o la niña. Y con el pelo seco, aplicar un repelente, que vale tanto como parte del tratamiento como para prevenir la invasión de estos parásitos. El tratamiento completo cuesta unos 36 euros, y paciencia, mucha paciencia. Porque “hay que revisar mucho, aunque pensemos que ya el tratamiento se ha acabado, porque con un solo piojo que quede, se multiplican con mucha facilidad”, describe Coronado.
Los padres, alerta
Lo sufren los niños, mayormente en la franja de edad de 3 a 10 años, pero los padres, como con todo lo que ataca a sus pequeños, también padecen el molesto proceso de los piojos. Y si no que se lo digan a Carmen, madre de una niña de tres años, recién incorporada a la escuela, y que cruza los dedos para que este año los piojos dejen tranquila a su pequeña: “Del año pasado, no me quiero ni acordar, mi hija tuvo piojos y casi que no se van los jodidos. Este año, por ahora, no ha aparecido nadie en la escuela con piojos, pero no creo que tarden mucho”. Jacinto, bien amparado por la atención de Laura (su mujer), recuerda que él tuvo piojos de pequeño, y el pasado año, su hija menor pilló piojos. “Estoy tranquilo, porque mi mujer está muy pendiente de los niños, y ya usa repelentes para que no lo cojan más”.
Hélder lo tiene claro. Tiene un hijo de tres años y “si llega a casa con piojos, le rapo la cabeza, aunque le eche champú, pero rapándole la cabeza se limpia todo”. Y lo mejor, lo de Patricia, madre de un niño de siete años: “Yo, por suerte, hasta ahora , no sé lo que es un piojo”. Pues que así siga siendo.
Se acabó el reportaje. Ya puede usted, si puede, dejar de rascarse.
Un decálogo para prevenir y otro para erradicarlos
Coincidiendo con la vuelta al cole, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Huelva ha elaborado dos decálogo, uno dirigido a la prevención, y otro a la erradicación. Para prevenir: 1. Lavar con frecuencia el pelo de los niños y niñas
2. Peinar y cepillar diariamente y de forma minuciosa el cabello
3. Revisar frecuentemente la cabeza de los pequeños, principalmente detrás de las orejas y en la nuca, al menos una vez a la semana.
4. Limpiar peines y cepillos para el pelo con frecuencia. Lo ideal es hacerlo con agua caliente y jabón.
5. Evitar, dentro de lo posible, el contacto directo entre las cabezas de los escolares.
6. En el caso de las niñas es recomendable llevar el pelo recogido, pues las posibilidades de que los parásitos de otro niño alcancen su pelo se reducen.
7. No intercambiar entre los más pequeños utensilios como peines y cepillos; complementos, como gorros; o accesorios de pelo, como gomas de pelo, horquillas, diademas, etc.
8. No compartir otras prendas que tengan contacto directo con el pelo, tales como bufandas o chaquetas.
9. Consulte a su farmacéutico para que le indique un repelente específico de piojos que permitirá prevenir el contagio en situaciones de algo riesgo.
10. En el caso de que algún miembro de la familia sufra pediculosis, es recomendable lavar frecuentemente las toallas, la ropa de vestir, la ropa de la cama (almohadas, sábanas y colchas) y las fundas y cojines del sofá.
No obstante, en caso de que ya sea tarde para prevenir, existen una serie de consejos que se pueden seguir para garantizar el éxito del tratamiento y erradicar lo antes posible el problema:
1. Mojar todo el cabello y cuero cabelludo con una loción antiparasitaria, preferiblemente a base de piretrinas.
2. No lavar el cabello antes de aplicar esa loción. A la hora de aplicar estos tratamientos conviene hacerlo sobre el cabello seco, ya que el agua disminuye su eficacia.
3. Evitar el aire caliente de los secadores. Tras aplicar tratamientos pediculicidas, evitaremos utilizar secadores de aire caliente, ya que inactivan el efecto insecticida residual.
4. Pasadas de 2 a 4 horas, lavar el cabello con champú normal o pediculicida.
5. Aclarar el cabello con agua y vinagre (dos partes de agua y una de vinagre) para favorecer la eliminación de las liendres, esto es, los huevos de piojos. Éstos merecen una atención especial, ya que suelen ser difíciles de ver y, si no se eliminan, eclosionan a los 7 días. Los encontraremos principalmente en la nuca, detrás de las orejas y en la zona del flequillo.
6. Hacer uso de una lendrera, un peine específico de púas finales que ayudan a arrastrar los piojos y las liendres. Durante el cepillado, es recomendable colocar un paño blanco sobre los hombros del niño, para poder ver los piojos cuando éstos caigan.
7. Los peines y los accesorios para el pelo de todo tipo se deben sumergir una hora en loción pediculicida.
8. La ropa del niño, así como las toallas, se deben lavar con agua caliente.
9. Todas las personas que convivan con el niño deberán prevenir el contagio tal y como se ha explicado anteriormente.
10. Pedir consejo a su farmacéutico acerca del tratamiento más adecuado, así como del modo correcto de aplicación, ya que un uso incorrecto puede generar resistencia en los piojos.