El Ayuntamiento de San Fernando con sus distintos gobiernos andalucistas va a tardar unos tres lustros aproximadamente en poder hacer realidad uno de los proyectos que más veces ha vendido en las distintas elecciones municipales, sólo comparable en este caso con el camping de lujo de la Leocadia.
Se trata de resucitar parte de aquel proyecto que se presentó con todo lujo de detalles en el antiguo Cine Almirante antes de las elecciones de 2003, redactado por la arquitecta Isabel Suraña y que luego no se pudo hacer por falta de fondos.
Decir parte es exacto, pero lo es más, en cuanto a la cuantía, hablar de una cuarta parte e incluso menos, teniendo en cuenta que aquel proyecto de 2003 costaba cuatro millones de euros y el actual va a costar uno, pagado con dinero del Fondo Estatal de Inversión Local. Si se ajusta lo que serían ahora cuatro millones de los de 2003, posiblemente la cuarta parte que se pretende realizar se quede en una quinta.
De todas formas, hay que tener en cuenta que todavía se trata de una propuesta al Fondo Estatal que deberá ser contestada afirmativamente para que comience a ser una realidad. Si es así, se actuará en la parte derecha del Cerro, la más cercana al Sector III de Camposoto.
Según los datos a conocer por el Ayuntamiento, se trata de una superficie de 24.038 metros cuadrados donde se plantarán más de medio millar de árboles y se habilitará equipamiento para su uso, como zonas de barbacoas y mesas campestres y una red de senderos y zonas para juegos infantiles.
Mirador, pero menos
Se puede confrontar el proyecto de 2003 con el actual y se hallarían muchas diferencias -en una de las fotografías se puede observar prácticamente cómo iban todas las zonas en el magnífico proyecto de Isabel Suraña-, pero la diferencia mayor se encuentra en el momento en que se coteja lo que pretendía ser el Cerro de los Mártires y lo que puede llegar a ser en el caso de que se cumplan otros requisitos que son posibles gracias al nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) aprobado provisionalmente.
La idea que ha alimentado todos los proyectos andalucistas -y los de la Junta de Andalucía que prometía también un Parque Periurbano que nunca se llegó a hacer, que aquí no son los andalucistas los únicos que se tragan lo que prometen- era convertir el Parque del Cerro en un gran mirador de todo el Parque Natural, e incluso en algunos de los proyectos se proponían instalaciones adecuadas para facilitar esa observación.
Nunca se ha tratado de una genialidad de nadie, sino de una evidencia por cuanto desde el Cerro de los Mártires (ver la fotografía de abajo, aunque se necesitaría un angular extremo para lograrlo) se puede ver desde el Puente Zuazo a la rotonda de las banderas y desde Gallineras a Chiclana. Un mirador, pues, es lo primero que se le ocurre a cualquiera.
Mirador y más cosas
Además de esa función y la propia del Cerro como parque periurbano, la actuación fue aparejada en algunos casos de otras actuaciones en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz, e incluso del dragado del Caño de Sancti Petri ante el alto grado de colmatación.
Esos proyectos últimos, que forman parte de lo que se ha oído y leído desde los primeros años del decenio de los 90 a la actualidad, llegaban de boca del que fuera consejero de Medio Ambiente de la Junta, José Luis Blanco, cuando era consejero. Con tan mala suerte para la ciudad que el proyecto del Parque Periurbano se quedó en un cajón después de las elecciones municipales (quizá tuvo algo que ver el resultado electoral) y el dragado del caño dependía de Costas, que en 2003 estaba en manos del PP, cuando decía que La Isla no era una isla.
Todos estos datos no son sólo un recordatorio de hemeroteca, sino algo indispensable para comprender la preocupación de Izquierda Unida cuando hace sólo unos días denunciaba la situación del PGOU y la presentación de nuevas alegaciones.
Entre las cuestiones “injustificadas” se encontraba el hecho de que el Plan permita una edificación de diez plantas junto al muelle de Gallineras, “en una zona tan cercana al Parque del Cerro, el cual debe ser la única referencia visual en esta parte de La Isla”.
O sea, que según Izquierda Unida, desde el pantalán del muelle de Gallineras se verán perfectamente esas edificaciones y desde el Cerro de los Mártires se verán también. Y lógicamente se verá menos Parque Natural que cuando iba a ser mirador de la Bahía.
REMINISCENCIA DE CUANDO GALLINERAS IBA A DESAPARECER DEL MAPA
No es extraño que en la zona de Gallineras tomaran posiciones las constructoras, con grandes letreros, anunciando promociones, aunque antes de llegar la crisis del ladrillo. Sólo hay que remontarse al Avance del PGOU que se expuso en la Casa Lazaga para darse cuenta de que la zona era una de las de mayor proyección, aunque en lo que se pintaba no tenían cabida las casas de La Almadraba y mucho menos las casitas de toda la calle Buen Pastor. El PGOU fue cambiando por la presión de La Almadraba, primero, por su conflicto con Costas y luego la de los vecinos de Buen Pastor, a los que les hicieron suculentas ofertas por sus viviendas, pero sólo válidas cuando hubiera suficientes en cada lote para comprender una unidad de ejecución. Los redactores del PGOU proponían que para quitar de enmedio aquella maraña de casas construidas el libre albedrío de cada uno se llegara a una acción pública (que las administraciones las compraran y les proporcionaran a los vecinos lo que tenían pero con nuevas construcciones), o que se apantallara la zona con pisos más altos. Ésta opción no la aconsejaban los redactores, pero es la que prefirió el Gobierno andalucista cuando vio que no podía borrar del mapa Gallineras. Pero en el PGOU se quedaron otras cosas que aún siguen, como permitir una edificación de diez plantas cerca del muelle. Y más que ya irá saliendo a la luz pública.